LA VISIÓN Y EL ORDENADOR


Los ordenadores forman parte de nuestra vida; no lo podemos evitar. Se han incorporado a nuestro trabajo y a nuestro ocio y los utilizan personas de diferentes edades con distintas necesidades. No tenemos que renunciar a ello. Simplemente ser capaces de usarlos adecuadamente y consultar cualquier problema pues cada día son más los pacientes que presentan síntomas visuales asociados a su utilización.

Los expertos hablan del denominado síndrome visual informático en relación con la problemática que plantea el uso del ordenador durante la jornada laboral. Varios estudios inciden en que un elevado porcentaje de personas padecen fatiga visual debida fundamentalmente al tiempo que pasan ante la pantalla. Como consecuencia, se ha transformado en un problema de salud que causa una reducción en la productividad laboral y un mayor número de consultas al médico.

Se cree que se produce porque el ojo debe hacer un esfuerzo para “trabajar” en estas condiciones y cualquier problema se multiplica. Muchas pequeñas alteraciones refractivas, acomodativas o de alineamiento ocular no causan ningún trastorno en la vida normal, pero cuando se colocan ante el ordenador presentan una serie de síntomas notablemente perjudiciales.

Los pacientes describen, entre otros:

-Picor de ojos sin causa reconocible; incluso comentan que deben tener una alergia porque notan una gran incomodidad. También describen que tienen los ojos llorosos, normalmente como consecuencia de la irritación que provoca la sequedad de la córnea.

-Sensación de ojo seco, que puede ser nuevo o empeorar un síndrome preexistente que ya estaba siendo tratado (o no) por el especialista.

-Intolerancia a las lentillas aunque estaban bien adaptadas y no les habían dado problemas. Comentan que no han cambiado ninguno de sus hábitos pero que su tolerancia se ha reducido, tienen que sacarlas antes, les cuesta ponérselas, no están cómodos, tienen problemas visuales, etc.

-Cansancio o fatiga ocular, como si estuviesen mucho tiempo trabajando cuando ha pasado apenas un rato.

-Visión borrosa de lejos y/o cerca (debida a problemas de refracción o acomodación) y, en ocasiones, también visión doble (por alteraciones en el alineamiento ocular), que habían pasado desapercibidos anteriormente.

-Un aumento de la sensibilidad a la luz, les molestan los destellos, las luces potentes, los faros de los coches, etc.

-Dolor en diferentes localizaciones, sobre todo de cabeza, ojos y cuello. Algunos pacientes se quejan de problemas de espalda, asociados a las posturas forzadas que han de adoptar para poder trabajar.

Es fundamental acudir al especialista si percibes cualquiera de estos síntomas. El más recomendable es el óptico optometrista, con el que puedes comentar lo que te está sucediendo y él decidirá lo que más conviene a tu caso. En función de la situación, podría ser recomendable:

-Quienes padecen de ojo seco suelen presentar sequedad, ojos llorosos y enrojecidos, intolerancia a las lentillas, etc. debido a que reducen su parpadeo porque se centran en la observación de la pantalla. El tema se agudiza cuando la colocación del ordenador es inadecuada debido a que si la ubicación no es central, hemos de modificar el ángulo de visión, lo que altera la humectación ocular.

Mejoraría modificando la posición del ordenador, colocándolo de manera que la parte superior de la pantalla quede por debajo de la altura de los ojos. También suele mejorar con el uso de lágrimas artificiales que deben ser utilizadas siguiendo las indicaciones del especialista.

-Para quienes padecen presbicia (o empiezan a notarla) se recomienda la adaptación de unas gafas adecuadas. Deben graduarse a la distancia de trabajo para que sean perfectas.

-Los miopes de baja graduación no pueden ver la pantalla con nitidez y adoptan posturas extrañas que alteran su sistema musculo-esquelético. A ellos debe indicársele una gafa con una graduación un poco menor que la miopía que padecen para que encuentren comodidad en su visión.

-Los que padecen astigmatismo o hipermetropía sin corregir suelen padecer fatiga visual, dolores de cabeza, enrojecimiento, etc. lo que implica la necesidad de adaptar una gafa con la graduación adecuada para su uso a la distancia de trabajo, aunque no tengan que utilizarla en otros momentos de su vida.

Carmen Reija López

Óptica Colegiada




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