REDUCIR EL ESTRÉS ES FUNDAMENTAL


Cuando aparecen síntomas “extraños” como: debilidad generalizada, cansancio, desmotivación, pérdida de apetito, tristeza, angustia, reducción de la concentración, cambios de carácter, irritabilidad, insomnio, problemas musculares (contracturas, dolor, etc.), molestias gástricas (ardor de estómago, malas digestiones, etc.), son muchos los especialistas que los relacionan con el estrés y deben ser solucionados. Lo mejor es acudir al médico y contarle lo que sucede. Es el más capacitado para ayudarte y conoce todas las opciones para resolverlo.
Para reducir la ansiedad y el estrés y evitar que los nervios te devoren, de manera general se recomienda:
-No te automediques. Lo peor que puedes hacer es acudir a tu botiquín y coger lo que en otras ocasiones ha funcionado. Cualquier medicamento debe ser prescrito por el médico y tomarlo según sus indicaciones.
-Utiliza técnicas de relajación. Simplemente realizar una respiración adecuada puede ser muy útil para reducir la intranquilidad que padeces.
-Reserva una parte de tu día para hacer lo que te apetezca, no lo “obligatorio”. Es difícil encontrar el momento, pero si te organizas bien seguro que lo consigues. Aquí se incluye también la opción de  “no hacer nada”.
-Practica yoga, taichí o Pilates, que aúnan un ejercicio relativamente suave y la posibilidad de recuperación a nivel psíquico. Consulta con un especialista cuál se adapta mejor a tu estado de salud e inténtalo.
-Acude a tu médico y confía en él. Cuéntale lo que sientes y, si necesitas algún tratamiento farmacológico, él es el que debe decidirlo.
-Si tienes problemas legales, no desesperes y acude a un profesional (abogado) para que te indique tus opciones. También puedes apoyarte en las diferentes asociaciones que suelen conocer la legislación o proporcionarte el contacto con los especialistas adecuados.
-Descansa. Es fundamental dormir adecuadamente 7-8 horas al día en una cama cómoda y situada en una habitación confortable.
-Haz ejercicio. No es imprescindible que te machaques hasta la extenuación, porque no tienes tanta energía y puedes frustrarte… lo que es mucho peor para tu ansiedad. Establece objetivos alcanzables en función de tus capacidades para que no se convierta en una obsesión. Consulta a tu médico el ejercicio más adecuado, fundamentalmente si tienes algún problema de salud. No descartes ninguna posibilidad.
-Cuida tu alimentación. La ansiedad por recuperar tu peso puede hacerte sentir aún peor porque te estás negando todos los “caprichos” que podrían animarte… ¿de verdad es necesario? Acude a un especialista, preferentemente en dietética y nutrición, que puede adaptar la dieta a tus necesidades y a cada situación.

 
Los expertos señalan que debemos incluir alimentos que ayuden a mantener alta la energía y un estado de ánimo positivo, excluyendo lo que no resulta “sano”. Entre las recomendaciones, destacaría:
-Limitar el consumo de azúcar y evitar el refinado. No endulzar las comidas y bebidas o utilizar un sustituto sano (como la miel).
-Reducir la cafeína. Sustituye el café por un té verde (rico en antioxidantes).
-No beber alcohol. Inicialmente da sensación de euforia, pero a la larga actúa como depresor del sistema nervioso e incide negativamente en tu estado anímico.
-Incluir en todas las comidas alimentos que contengan proteínas, minerales y vitaminas como: carne, pescado, huevos, legumbres, etc. Se recomienda especialmente la levadura de cerveza, pues contiene proteínas de alto valor biológico (con los aminoácidos esenciales) comparable al de la leche o el huevo, vitaminas del grupo B (B1, B2, B6, ácido fólico,) para dietas deficitarias en ellas, minerales (hierro, selenio, zinc y cromo, por ejemplo) y un bajo contenido en sodio (la pueden tomar los hipertensos), ácidos grasos oleico y linoléico, beneficiosos para el sistema circulatorio y fibra, para regular el tránsito intestinal.