LENTILLAS

Cada vez son más quienes se inclinan por las lentes de contacto para corregir sus problemas de visión. Estos usuarios están encantados con ellas pues evitan llevar gafas y se sienten “mejor” porque nadie sabe que las utilizan. Se calcula que un 3% de la población que necesita corrección óptica usa lentillas por resultarles más cómodas que las gafas.
Los avances de la investigación han permitido que la eficacia de este tipo de prótesis avance enormemente y se adapte a todas las situaciones vitales y problemas oculares. Se pueden llevar en avión, al hacer deporte, en el trabajo ante el ordenador, etc. Las primeras eran rígidas, después se comercializaron las “blandas” y ahora las hay de todo tipo. También ha mejorado su adaptabilidad, pudiendo elegirse entre las de uso diario y las de uso prolongado, siempre bajo la supervisión profesional del óptico.
No obstante, sigue siendo imprescindible el trabajo de los ópticos, pues las lentes de contacto requieren una adaptación previa porque se colocan directamente sobre la córnea. Estos profesionales se encargan de seleccionar el modelo más adecuado para el usuario, la “talla” que el ojo del paciente precisa, la graduación de la lente para alcanzar la mayor agudeza visual, la información precisa para su uso adecuado y el seguimiento de la evolución del ojo tras la adaptación exacta de la lente.
Cuando los usuarios no siguen estas pautas, el mal uso de las lentillas provoca problemas oculares como: queratitis, conjuntivitis, erosiones epiteliales, formación de neovasos en la córnea e infecciones por falta de oxigenación del ojo e higiene de las lentillas.
Los síntomas descritos con mayor frecuencia incluyen sensación de sequedad y arenilla, picor, visión borrosa, disminución de la agudeza visual, dolor al sacar la lente, lagrimeo, fotofobia, irritación y enrojecimiento. Deben ser consultados al óptico, quien valorará la necesidad de remitir al usuario al oftalmólogo para ser tratado del problema concreto.
Los mayores riesgos se centran en el uso de lentes defectuosas y/o caducadas, la falta de higiene y limpieza de lentillas, ojos y párpados, la utilización de líquidos de limpieza en mal estado y la falta de seguimiento de las indicaciones del especialista.
Los consejos para evitar problemas incluyen:
-       Sacarse las lentillas como mínimo una hora antes de acostarse.
-       No ponerlas hasta salir de casa.
-       Evitar usarlas para ducharse o bañarse en el mar o piscinas por el riesgo de perderlas. Jamás en la sauna.
-       Llevar siempre el estuche y líquidos de limpieza para cualquier apuro.
-       Meter en la maleta todo lo necesario para su uso correcto durante los viajes.
-       Lavarse las manos con jabón líquido sin aceites, lociones o fragancias y aclarar bien antes de manipularlas. Secarse con toallas que no dejen pelusas.
-       No usar agua del grifo para su limpieza. Tampoco saliva.
-       Aplicar los líquidos recomendados sin cambiar de mecanismo de limpieza ni reutilizarlos.
-       Lavar adecuadamente el estuche.
-       No reutilizar las desechables.
-       Maquillarse y desmaquillarse sin las lentillas puestas.
-       Consultar cualquier reacción anómala en caso de embarazo o consumo de medicamentos (antihistamínicos, anticonceptivos orales, diuréticos, etc.).
-       Los fumadores deben extremar la limpieza.
-       Retirarlas del ojo al notar la menor molestia al colocarlas por la mañana. Observarla por si la hemos colocado al revés o tiene algún problema.
-       Si hemos pasado mucho tiempo con ellas puestas y hay dolor nocturno al sacarlas, poner lágrima artificial y sacarla cuando el ojo esté bien humectado.
-       Nunca colocar la lente rota aunque sea una rotura pequeña.
-       Al menor síntoma ponerse gafas y, si persiste, acudir al oculista.
Jamás se deben comprar fuera de los establecimientos especializados. Las lentes de contacto adquiridas a través de Internet son completamente inadecuadas. En esos casos, los usuarios no revisan su vista, no siguen los consejos de utilización, no hacen el seguimiento adecuado ni comprueban la graduación.
Recordar también que las lentillas de fantasía (utilizadas para disfraces o en momentos puntuales de fiesta) pueden provocar graves daños oculares. No deben utilizarse sin el asesoramiento de los profesionales.
Carmen Reija López
Óptica Colegiada

GRIPE Y ANTIBIÓTICOS


Los antibióticos no curan la gripe. Cuando acudimos al médico con síntomas de “catarro” es él quien diagnosticará si se trata de una infección vírica o bacteriana adaptando el tratamiento a tal circunstancia. En ocasiones, un proceso vírico inicial desemboca en otro bacteriano, lo que explica que el especialista no haya prescrito antibióticos en la primera visita pero sí en la segunda.

 

CUIDADO CON LA GRASA

La salud no siempre está asociada al peso perfecto. La acumulación de grasa en torno a órganos vitales (corazón, hígado, etc.) causada por los malos hábitos de vida, provoca graves enfermedades como la diabetes, hipercolesterolemia, etc. Debemos mejorar la dieta, hacerla hipocalórica y practicar ejercicio de manera habitual desde edades tempranas.

PROLACTINA

El incremento de prolactina (hormona implicada en la lactancia materna que sólo debe aumentar durante el embarazo) puede estar relacionado con estrés, toma de antidepresivos, existencia de ovarios poliquísticos o un adenoma hipofisiario benigno. Debe ser controlada en casos de infertilidad o reglas irregulares.

LA HALITOSIS


El mal aliento se resuelve normalmente aumentando la higiene bucal, pues suele tener su origen en ella. Deben cepillarse los dientes y encías tras cada ingesta, limpiar lengua y carrillos con mucha atención y usar enjuagues adecuados a cada caso. Es importante realizar por lo menos una visita anual al dentista.

 

TRATAMIENTO DE LA HIPERTENSIÓN

El objetivo de la terapia es mantener la presión arterial en valores cercanos a 140/90 mm de Hg, siendo aún más estricto para pacientes con otras patologías (diabetes, enfermedad renal, etc.). Suelen emplearse seis grupos de fármacos, solos o combinados: diuréticos, antagonistas del calcio, bloqueantes alfa y beta-adrenérgicos, inhibidores de la enzima de conversión (IECA) y antagonistas de la angiotensina (ARA II). El especialista indicará el más adecuado al paciente, pudiendo prescribir inicialmente uno de ellos y al cabo del tiempo (tras comprobar su evolución) modificar desde la dosis hasta el grupo del medicamento.
 

SI USAS DENTADURA POSTIZA

Si usas dentadura postiza seguro que sabes lo importante que es elegir un buen fijador y mantener una higiene perfecta para evitar infecciones en tu boca. Consulta tus dudas al especialista y sigue sus recomendaciones, tales como:
-Antes de ponerla debes lavar profundamente tus encías y la propia prótesis (que debes secar antes de introducir en tu boca). Aplica una pequeña cantidad de adhesivo en forma de tiras estrechas o puntos alejados de los bordes de la dentadura evitando el exceso de producto. Introdúcela en la boca y presiona con firmeza unos segundos hasta que se quede bien fijada.
-Para sacarla correctamente debes enjuagarte con agua tibia o enjuague bucal sin alcohol.
-Una vez extraída, cepíllala con un cepillo suave y un dentífrico no abrasivo para dentaduras postizas, intentando eliminar todos los restos que se encuentren en ella. Introdúcela en una solución de limpieza específica durante el tiempo recomendado por el fabricante. Lávala con agua del grifo fría antes de ponértela y sécala cuidadosamente.
-El mejor mantenimiento pasa por mantenerla húmeda cuando no la lleves puesta (por ejemplo en un vaso con agua del grifo o solución limpiadora) y no utilices agua caliente para lavarla porque podría deformarse y perder su adaptación a tu boca.
Productos recomendables: Kukident pro, enjuague bucal Oral-B, tabletas limpiadoras Kin Oro, cepillo Lacer, etc. Consulta al especialista y/o a tu farmacéutico los que resulten más indicados para ti.
Carmen Reija López
Farmacéutica Colegiada

FRUTA.....MUY SANA

                                                 
Como solemos centrar nuestra preocupación en mantener un peso adecuado y una figura perfecta, muchas veces olvidamos incorporar a nuestro menú diario alimentos fundamentales para nuestro organismo y que forman un grupo muy interesante por sus propiedades nutricionales: la fruta.

Las diferentes asociaciones de dietistas y nutricionistas lanzan mensajes continuamente recomendando el consumo de 5 raciones diarias de fruta para mantener el tono muscular y la adecuada cantidad de vitaminas, reducir los radicales libres generados por nuestro organismo, incorporar fibra a nuestro intestino, etc.

Aunque pueda parecernos difícil cumplir todos los preceptos para una alimentación sana, lo que se refiere al consumo de fruta es fácil de seguir. Puedes tomarla en cualquier momento y situación, aunque lo más adecuado sea en el desayuno o utilizarla como comodín cuando te apetece comer algo a lo largo de la mañana o a media tarde (así evitarás tomar otras cosas menos sanas). Llévala al trabajo y no reduzcas su consumo al postre.

En los distintos puntos de venta puedes encontrar casi todas y en cualquier época. Lo más recomendable es que consumas la fruta de temporada porque resulta más económica y te permite una gran variación a lo largo del año. De todas maneras, como lo importante es que la comas, compra la que te apetezca y te guste, porque es la mejor inversión que puedes hacer.

Cada fruta tiene una concentración específica de elementos nutritivos, aunque comparten algunas características entre las que podemos destacar:

-          Alto contenido en agua, vitaminas (A, B6 y C fundamentalmente) y minerales (potasio, calcio, hierro y magnesio).

-          Bajo contenido en proteínas, materia grasa y calorías.

-          Colores variados; cuanto mayor es su intensidad, mayor es la concentración de vitaminas y minerales.

-          Si es posible consúmelas con piel y frescas, pues conservan mejor sus propiedades nutricionales. Si tienes problemas de digestión puedes optar por las compotas, las mermeladas, etc., pero piensa que el procesado reduce su contenido nutritivo.

Las frutas de consumo más frecuente presentan algunas propiedades destacables:

-Las fresas son fuente de vitamina C y minerales.

-Las cerezas son ricas en minerales, vitaminas y flavonoides.

-Los albaricoques contienen mucha vitamina A.

-Las ciruelas tienen vitaminas, minerales y fibra (que le confiere efecto laxante).

-Las manzanas son ricas en fibra y pectina.

-Las peras, ricas en potasio y vitaminas; es la fruta que provoca menos alergias y tiene un importante efecto depurativo.

-Los melocotones, con una elevada proporción de carotenos, vitaminas y minerales.

-Los cítricos (naranjas, mandarinas y limones) son una fuente directa de vitamina C. El pomelo, además es un diurético muy interesante. El Kiwi contiene el doble de vitamina C que los anteriores y es muy rico en fibra.

-El melón contiene vitamina C, ácido fólico y potasio.

-La sandía es rica en antioxidantes y vitaminas.

-La piña combate la celulitis y es un buen diurético.

-El plátano es fuente de vitamina B6 y potasio y tiene muchas calorías.

-Los higos contienen fibra (interesante por su efecto laxante), minerales (potasio, calcio y fósforo) y muchas calorías.

Además, las frutas denominadas “exóticas” presentan una composición química muy apropiada para tratar situaciones concretas que cursan con déficit de vitaminas y/o minerales. Su precio es más alto, pero tampoco es necesario consumirlas todos los días. Piensa en ellas como un “capricho saludable” y elige:

-Caqui, por su contenido en vitamina A.

-Mango, por los carotenoides, vitamina C y fibra.

-Papaya, por los carotenoides, vitamina C y ácido fólico.

-Guayaba, pues es la fruta más rica en vitamina C.

-Aguacate, por ser la más rica en potasio y muy sana para cuidar el corazón.

-Fruta de la pasión o maracuyá, por contener vitamina C, potasio y carotenoides.

La importancia de consumir fruta está demostrada y avalada por numerosos estudios científicos. La experiencia personal es muy importante, pues cada uno tiene sus propias necesidades: para el estreñimiento va muy bien comer un kiwi al desayuno; para broncearte, las frutas ricas en carotenoides; para reducir el estrés, las fresas; para las diarreas, la manzana; para evitar los calambres, los plátanos, etc. Elige las que mejor se adapten a ti y combínalas, pues las posibilidades son infinitas y no busques excusas para no tomarlas.
 
© Carmen Reija López

Farmacéutica Colegiada

SIGUE LAS PAUTAS

Cuando el médico nos prescribe un tratamiento, suele darnos además recomendaciones para su consumo en las mejores condiciones. Aún así, al llegar a casa no recordamos exactamente lo que nos ha dicho o lo obviamos porque no nos parece importante. Muchos pacientes acuden a la farmacia y preguntan lo que tienen que hacer porque no se han enterado y temen hacerlo mal.

Quienes tienen mayor posibilidad de verse afectadas y que peor siguen las pautas de dosificación prescritas son:

-      los ancianos que, por su edad y problemas de salud, suelen tomar “muchas pastillas” siendo necesario que otra persona se encargue de administrarlas adecuadamente

-      los enfermos tratados con varios fármacos distintos, con horarios y prescripciones diferentes

-      los que siguen tratamientos largos, a dosis altas y con muchos efectos secundarios (por ejemplo en el tratamiento del SIDA)

-      los bebés porque su organismo reacciona con mayor virulencia

-      las personas alérgicas o intolerantes a alguna sustancia (por ejemplo a la lactosa, coadyuvante en muchas formulaciones)

-      los que padecen estados carenciales de nutrientes imprescindibles (como vitaminas o minerales en la anorexia)

Uno de los problemas se centra en el horario, pues, cuando hay que tomarlo cada 8 horas, los enfermos se lían y no son capaces de adaptarlo a su vida normal. Es fundamental recordar que el intervalo horario lo puede decidir él mismo, lo que importa es que pasen 8 horas entre las tomas y no si lo hace de madrugada o al amanecer.

Otra situación complicada se da cuando el tratamiento es largo: “¡tengo que tomar antibióticos 8 días!”. No se puede acortar en ningún caso y el paciente suele hacerlo porque piensa: “ya estoy bien y hay que evitar medicarse innecesariamente”. Es un grave error, pues no finalizar un tratamiento antibiótico provoca la aparición de resistencias e inutiliza a ese fármaco para futuras aplicaciones.


©Carmen Reija López

Farmacéutica Colegiada

ENFERMEDADES RARAS. GLUCOGENOSIS

Se consideran enfermedades “raras” las padecidas por menos de 500 personas por millón de habitantes. A pesar de esta escasa prevalencia, afectan a un elevado número de personas, porque cuando se diagnostica un nuevo caso, todos los que le rodean se ven involucrados.

Son muchas las patologías con bajo número de enfermos: síndrome de Door, de Thomson, de Costello, huesos de cristal, etc., con un pronóstico peor que el de otras enfermedades que provocan un gran temor y para las que, afortunadamente, existen tratamientos que consiguen una recuperación completa.

Deberíamos plantearnos que estas enfermedades constituyen un problema de salud pública para el que se precisan acciones conjuntas que involucren a todos los estamentos: gobierno, laboratorios, agentes sociales, industria farmacéutica, etc. y que adquieran la consideración de anticipo de la medicina personalizada, pues son los familiares de los enfermos quienes dinamizan el estudio de estas patologías y buscan soluciones.

Han sido ellos, arropados por algunas entidades que han colaborado económicamente en su organización, quienes se han implicado en la ejecución de un congreso dedicado a una de estas enfermedades, la glucogenosis, que se celebrará del 5 al 7 de Junio en Madrid, y me permito invitar a todos los que la padecen o conviven con esos enfermos a que acudan (encontrarán la información en la página web de la asociación www. glucogenosis.org).

La glucogenosis es una dolencia con diferentes variedades que poco tienen que ver entre sí, excepto por la deficiencia congénita de una enzima. Esta carencia provoca la acumulación del glucógeno, principalmente en el tejido muscular e impide su metabolización correcta, por lo que los afectados carecen de la energía muscular que precisan para desarrollar una actividad física acorde a su edad, sintiéndose  incapaces de mantener el ritmo de sus compañeros.

De ellas, la glucogenosis tipo II o enfermedad de Pompe, es la más frecuente y grave, y tiene tres variedades: infantil, juvenil y de adulto, en función de su momento de aparición y progresión. Los síntomas son:

- En la variedad infantil se presenta un cuadro severo, iniciándose en el segundo mes de vida, con una progresión rápida por depósito del glucógeno en el músculo esquelético y el corazón. Sin tratamiento no suelen superar el año de vida, muriendo por fallo cardio-respiratorio y padeciendo frecuentes infecciones pulmonares que degeneran en neumonía.

- En las variedades juvenil y adulta, son similares a los de una miopatía y pueden aparecer desde los tres primeros años hasta en la séptima década de vida. Cuanto más precoz sea su aparición, mayor es la afectación del paciente, caracterizándose por dificultades para alcanzar la motricidad propia de la edad, escoliosis, contracturas articulares, problemas para deglutir e insuficiencia respiratoria con neumonía.

El diagnóstico precoz es esencial para evitar secuelas irreversibles, especialmente para la infantil, donde el retraso puede condicionar la evolución futura del paciente. En jóvenes y adultos se debe realizar un diagnóstico diferencial por su parecido con la miopatía, siendo prioritario agilizar el análisis de pacientes con síntomas sospechosos. También se puede detectar prenatalmente, siendo recomendable en familias con antecedentes realizar una batería de pruebas. Una vez diagnosticada debe administrarse el tratamiento.

Es primordial potenciar la investigación de estas patologías “raras” y destinar fondos para desarrollar nuevas terapias que mejoren la calidad de vida de los pacientes –y de sus familiares- así como avanzar en nuevas líneas de detección precoz. Además, y a pesar de los avances, el tratamiento de los pacientes no es satisfactorio, pues la sociedad está poco informada, no hay planes de atención integral ni unidades de referencia especializadas, hay poca coordinación entre departamentos y la investigación es escasa. Más que nunca, en esta situación, “cada paciente es único”.


Carmen Reija López

Farmacéutica Colegiada

DIABETES Y PIE DIABÉTICO

Es una enfermedad caracterizada por la existencia de hiperglucemia (niveles altos de glucosa en sangre). Se ha clasificado en:

- Diabetes mellitus tipo 1, en la que el incremento de glucosa en sangre se debe a una deficiencia absoluta en la secreción de insulina.

- Diabetes mellitus tipo 2, en la que, además de que hay poca insulina, la que se produce es poco eficaz. Es la más frecuente.

Muchas veces la detección se produce al azar. Al someterse a un análisis de sangre rutinario se pide la glucosa, y si el valor es elevado el médico hará el diagnóstico.

Como se trata de una enfermedad crónica debe ser tratada inmediatamente, porque en otro caso, y a largo plazo, puede dañar el corazón, riñón, sistema nervioso y visión.

Resulta muy importante:

- La detección precoz, pues hay un gran número de pacientes que no saben que son diabéticos.

- Realizar las revisiones médicas y los controles caseros de glucosa sin excepciones.

- Mantener la glucemia en niveles adecuados.

- Evitar los factores de riesgo vascular: hipertensión, dislipemias (altos niveles de colesterol o triglicéridos), tabaco, etc.

- Revisar la visión siguiendo los parámetros del especialista.

El riesgo de padecer diabetes tipo 2 aumenta en:

-Mayores de 45 años

-Exceso de peso

-Parientes diabéticos

-Diabetes durante un embarazo previo

-Dar a luz un bebé de más de 4 Kg.

Si eres diabético debes ser muy cuidadoso con tu dieta. Dependerá del tipo de diabetes, la presencia de otras patologías, la actividad física desarrollada, etc. y debe ser pautada por el especialista. En la tipo 2, la actividad física regular y la dieta adecuada pueden ser suficientes para controlarla. De manera general, se recomienda tomar alimentos de todos los grupos, controlar los hidratos de carbono, aumentar el consumo de pescado, repartir la comida en varias tomas y no abusar de la sal, los azúcares de absorción rápida (pasteles, etc.) ni de la grasa animal.

También es recomendable adaptar la actividad física a cada persona, pues bien realizada, reduce los niveles de glucosa, favorece la pérdida de peso y mejora la sensibilidad a la insulina. No deberías practicarla si tus niveles de insulina no están bien ajustados. En la tipo 2 se considera parte del tratamiento y se hará 3-5 veces a la semana; en la tipo 1, no es parte del tratamiento y debe adaptarse a la pauta de insulina o alimentación para evitar la descompensación aguda de glucosa. Se recomienda: hacerlo en grupo, usar calzado adecuado, llevar caramelos o azúcar para evitar las hiploglucemias, etc.

El tratamiento farmacológico también vendrá pautado por el médico y debes cumplir estrictamente sus órdenes. Se utilizan antidiabéticos orales (para las tipo 2 que no se controlan de otra manera) e insulina (para las tipo 1). Consulta todas tus dudas también a tu farmacéutico.

Al iniciar la medicación pueden presentarse hipo o hiperglucemias porque el organismo tiene que adaptarse al tratamiento. La hipoglucemia (bajo nivel de glucosa en sangre) puede causar sudores, temblores, hambre, taquicardias, etc. y se puede controlar tomando un zumo, un vaso de leche con azúcar, etc. La hiperglucemia (alto nivel de glucosa en sangre) puede pasar desapercibida o provocar más sed, ganas de orinar, etc. debe ser bien controlada (haciendo un análisis de la glucemia capilar) y reducirla siguiendo las pautas que te hayan dado. En todo caso, conviene que acudas al médico para que determine lo más adecuado a cada situación.

Uno de los mayores peligros es la aparición del denominado pie diabético con el paso del tiempo y una diabetes mal controlada. Se reduce el flujo sanguíneo y la sensibilidad nerviosa, lo que aumenta las posibilidades de sufrir heridas de lenta y difícil curación, con peligro de infecciones. Son factores de riesgo: edad avanzada, diabetes de larga evolución, fumadores, úlceras previas, etc. Lo mejor es prevenir con:

- Buena higiene, secado e hidratación a diario.

- Evita los objetos cortantes y pide que te corten las uñas.

- Acude al podólogo para que controle el estado de tus pies.

- Utiliza zapatos de piel blanda, sin costuras rígidas y cámbialos a menudo.


Carmen Reija López

Farmacéutica Colegiada

CONSUMO RACIONAL DE ANTIBIÓTICOS

Desde que en 1928 el Dr. Fleming descubriera la penicilina, la síntesis y aplicación de los antibióticos ha sido, sin duda, uno de los grandes hitos del último siglo en el campo sanitario. El trascendental hallazgo supuso una auténtica revolución en la medicina,  permitiendo desde ese momento la curación de enfermos que, hasta la llegada de estos fármacos, estaban desahuciados. En las últimas décadas su consumo se ha generalizado en los países desarrollados, constituyendo en la actualidad los segundos medicamentos más utilizados en España (los primeros son los analgésicos).

Su proliferación trajo consigo, como contrapartida, un uso inadecuado en numerosas ocasiones en las que, además de innecesarios, a la postre resultan contraproducentes. Debe tenerse en cuenta que no curan el catarro, ni la gripe ni el resfriado producido por virus, pues sólo son activos frente a infecciones bacterianas. Una vez recetados por el médico cuando resulten indicados, es preciso completar el tratamiento hasta su finalización, siguiendo la pauta marcada por el especialista, ya que en caso contrario podrían generarse resistencias que harían inútiles posteriores tratamientos.

Con la administración de un antibiótico se pretende destruir a las bacterias causantes de una infección, las cuales se defienden del ataque mediante mecanismos que las hagan resistentes al mismo. De esa manera, algunas serán destruidas, pero otras conseguirán sobrevivir creando a su vez nuevas poblaciones a las que ese fármaco ya no afectará; así se produce una resistencia bacteriana. Por un proceso natural de selección, las nuevas bacterias dejan de ser sensibles al antibiótico usado, apareciendo colonias resistentes más patógenas que las originales. Consiguientemente, se hace necesario emplear un antibiótico diferente y más potente para lograr su destrucción, pudiendo llegarse incluso a un escenario en que resultara factible la inexistencia del adecuado para acabar con ellas, aumentando de ese modo las posibilidades de contagio a la población general y de aparición de complicaciones graves en el propio enfermo.

Los principales factores que –aislada o conjuntamente- favorecen la aparición de resistencias son los siguientes:

● La automedicación: frecuentemente el propio enfermo decide tomar por su cuenta el antibiótico que en su día le había prescrito el especialista porque los síntomas actuales son parecidos a los de entonces. Casi un 50% de los pacientes se automedica usando envases sobrantes de tratamientos anteriores inadecuadamente conservados en el botiquín casero.

● El incumplimiento terapéutico: se produce no sólo con la suspensión total del consumo tras la desaparición de los síntomas y mejora del estado general, sino también mediante una administración irregular que ignore las dosis pautadas. Es preciso tener en cuenta que se debe mantener una determinada concentración del fármaco en la sangre, lo cual sólo se conseguirá respetando el horario y la dosificación establecidos por el especialista.

● La prevalencia de enfermedades infecciosas en determinadas áreas geográficas.

● El abuso en la prescripción de antibióticos y su dispensación sin receta.

● El consumo de antibióticos en veterinaria: los animales cuya carne o productos derivados consumimos también están tratados. Si ese tratamiento se hace de manera indiscriminada e inadecuada, el consumo posterior del producto animal provoca la transmisión del problema a los humanos.

● La eliminación incontrolada al ambiente de envases con restos de antibióticos o con ellos caducados que pasan a la cadena trófica. Deben ser depositados en los puntos SIGRE de las farmacias.

Un consumo racional de antibióticos debería seguir las siguientes pautas:

-Acudir al médico en caso de enfermedad para que realice el diagnóstico correcto e indique el tratamiento a seguir.

-Comprar antibióticos sólo con receta y tras la recomendación del médico.

-No solicitarlos en la farmacia a partir de recetas o envases anteriores.

-Seguir la pauta establecida por el médico en cuanto a dosis y horario.

-Elegir el horario que mejor se adapte a nuestras circunstancias para poder cumplirlo. Si es una única dosis diaria, debe tomarse siempre a la misma hora.

-Continuar el tratamiento hasta el final, aunque se perciba mejoría en el estado general de salud.

Es preciso insistir en la importancia de llevar a cabo un consumo responsable, comenzando por la educación sanitaria de los más pequeños para lograr un uso racional de los medicamentos, y especialmente de los antibióticos.

Carmen Reija López

Farmacéutica Colegiada

CUIDADO CON LOS ANSIOLÍTICOS

Las estadísticas muestran que uno de los grupos de fármacos dispensados en mayor cantidad en las farmacias es el de los ansiolíticos, los cuales son prescritos por los médicos bajo diversos nombres comerciales y con diferentes dosis, pautas, etc. Sin duda, suponen un gran negocio para los laboratorios que investigan continuamente para encontrar el principio activo perfecto que resuelva el problema de quienes sufren ansiedad.

Hay que tener en cuenta que el proceso ansioso puede deberse a una situación puntual o, por el contrario, constituir un trastorno psiquiátrico que requiere la ayuda del médico –y la correspondiente medicación- para resolverse. Los estudios realizados indican que es más frecuente en primavera y otoño, aunque puede aparecer en todas las estaciones, sobre todo en momentos como éste de incertidumbre económica que nos ha tocado vivir.

Las personas ansiosas describen síntomas diversos porque somatizan su ansiedad de manera diferente: insomnio, nerviosismo, cefaleas, dolor de estómago, mareos, hipertensión, etc. Los ansiolíticos alivian los síntomas, pero no actúan sobre la causa que los produce. Para ello, debes cambiar tu estilo de vida, enfrentarte a los problemas de manera optimista, no adelantar acontecimientos negativos, organizarte para no mezclar conflictos, etc. Si no lo resuelves así, acude al médico, quien te prescribirá en caso necesario el ansiolítico adecuado a tu situación (normalmente una benzodiacepina).

Para lograr el efecto deseado y no padecer todas sus contraindicaciones, algunos colegios oficiales de farmacéuticos han preparado un decálogo del buen uso del que deseo destacar que:

-          No se pueden tomar para aliviar la tensión producida por un problema puntual.

-          Sólo el médico puede prescribirlos y pautarlos; no debes seguir el consejo de otras personas que los están tomando y te los recomienden porque a ellos les funcionen.

-          Sólo se dispensan con receta. El farmacéutico no te los dará salvo que tengas la prescripción del médico y…¡no te enfades si además te pide el DNI!

-          Debes seguir las normas que te han dado: cumplir el horario, el intervalo entre dosis, la cantidad a ingerir, no aumentar el tiempo de consumo, etc.

-          Jamás aumentes la dosis sin indicación del médico aunque no obtengas los resultados que esperabas. Su efecto suele tardar unos días en producirse y aumentar la cantidad ingerida no va a reducir los tiempos, pudiendo causarte una peligrosa sobredosis.

-          No dupliques la dosis si olvidas tomar la anterior.

-          No temas, no los necesitarás para siempre. Lo normal es que, en pocos meses, dejes de tomarlos, por lo que no sufrirás dependencia.

-          No abandones su uso sin consultar al médico; debes retirarlos gradualmente para evitar el síndrome de abstinencia.

-          Lee el prospecto para conocer los efectos que puedes padecer. Ante cualquier duda consulta al farmacéutico y, si aparece alguna reacción extraña no descrita, acude al médico.

-          No consumas bebidas alcohólicas durante su uso, porque potencian el efecto sedante de las benzodiacepinas.

-          No tomes drogas ilegales para evitar reacciones cruzadas que pueden resultar muy peligrosas, incluso causar la muerte.

-          No mezcles medicamentos sin orden del especialista, pues es el único que sabe lo que te conviene.

-          No conduzcas ni manejes maquinaria si no te sientes seguro o percibes que tus capacidades están reducidas. El consumo de estos medicamentos afecta a los reflejos y puede ocasionar accidentes.

-          Ten cuidado con los efectos secundarios. Puedes sufrir pequeños percances (como caídas) por la disminución de tus reflejos.

-          No consumas tampoco sustancias naturales, porque pueden potenciar la acción del ansiolítico (valeriana) o reducirla (ginseng).

Estos fármacos reciben diferentes nombres que, lamentablemente, resultan  bien conocidos para el público general, lo que indica que su consumo es muy habitual para el tratamiento de la ansiedad patológica, compañera demasiado frecuente de nuestro actual estilo de vida. ¡No olvides que sólo debes tomarlos si te los prescriben!
 

Carmen Reija López

Farmacéutica Colegiada

CUIDA TUS DIENTES



Aunque cada vez estamos más concienciados de que es necesario cuidar nuestra boca y acudir a las revisiones indicadas por nuestro dentista, es importante recordar que seguir sus pautas y prevenir problemas es fundamental para nuestra salud integral. Cuidar nuestra boca también ayuda a proteger nuestro cuerpo y, desde pequeños, debemos acostumbrarnos a limpiar adecuadamente los dientes y hacerlo siempre.

La higiene bucodental debe ser un hábito diario y con ella se busca mantener limpios los dientes y sanas las encías y la cavidad oral. Hacerlo bien supone conservar nuestros dientes intactos, evitar el mal aliento, reducir las molestias que producen las piezas dañadas y no agravar otras enfermedades sistémicas a nivel cardíaco, pues la acumulación de bacterias puede provocar una inflamación que se transmite al torrente sanguíneo y provoca el engrosamiento de las arterias que repercute negativamente en nuestro corazón.

La placa bacteriana que se deposita en nuestros dientes puede causar, fundamentalmente:

-Caries, en la que se destruye el diente y debe ser limpiado, saneado y empastado por el dentista. En su aparición hay varios factores que inciden: los azúcares que ingerimos, las bacterias que se depositan y la predisposición personal. Los dos primeros son evitables y fáciles de controlar; no comas alimentos azucarados y límpiate bien los dientes.

-La periodontitis, que es una inflamación inicialmente en las encías y, que si no se trata adecuadamente, acaba destruyendo el hueso y el tejido que mantiene a los dientes en su lugar, provocando su caída. Tiene solución si se ataja en estadíos iniciales realizando una limpieza adecuada y utilizando los productos que el dentista te aconseje.

Sería recomendable:

-Evitar bebidas con gas. Este tipo de bebidas carbonatadas contienen ácido fosfórico que erosiona y mancha los dientes. Aunque no son recomendables a ninguna edad, debemos procurar especialmente que los niños no los consuman.

-No usar un cepillo viejo o con unas cerdas muy fuertes porque desgastan el esmalte y producen erosiones. Opta por una marca de confianza, de cerdas suaves y que sea flexible. Cámbialo con frecuencia (los dentistas recomiendan que lo usemos como máximo tres meses).

-Cepillarse sin ejercer mucha fuerza. Realiza movimientos circulares sin presión, cortos y suaves,  sin olvidar las encías, las zonas que rodean los empastes, los dientes de atrás y, en general, toda la cavidad oral. Dos minutos tres veces al día sería una buena pauta.

-No comprar cualquier pasta de dientes. Elige un dentífrico adecuado y con flúor. Hay muchas opciones en el mercado y te recomendamos que escojas el que mejor se adapte a tus necesidades: de alta sensibilidad (si tienes problemas de encías), rico en ciertos componentes, etc. y evita los que son agresivos porque pueden estropear el esmalte dental y causar retracción en las encías.

-Pasar el hilo dental (o seda, cepillos interdentales, etc.). Las bacterias que forman la placa se acumulan en todas partes y el cepillo puede ser insuficiente. El hilo dental te ayudará a remover la placa y evitar problemas sobre todo de noche porque la falta de salivación aumenta la formación de placa. Consulta a tu dentista lo que resulta más adecuado para ti.

-Usar colutorios. Pueden ser el complemento perfecto a la higiene bucal porque evitarían patologías e infecciones y llegan a todas partes.

-Acude al dentista una vez al año como mínimo. Lo mismo para tus hijos (aunque sean muy pequeños) o para los abuelos. Es un consejo válido a cualquier edad.

-Debes cepillarte tres veces al día (tras cada comida). Si tu ritmo de vida no te lo permite, al menos dos resultarían imprescindibles. Te proponemos que si comes fuera y no puedes hacerlo, sustituyas esa limpieza por un chicle sin azúcar o una lamina de higiene bucal, aunque no es lo mismo, claro.

-Sigue una dieta sana, variada y equilibrada que refuerce tu sistema inmunitario y evita infecciones a todos los niveles.

-No abuses de los blanqueadores dentales porque pueden dañar el esmalte.

-Haz una limpieza periódica en el dentista o en el higienista. Es más profunda y te ayudará a mantener tu boca perfecta.

Ante cualquier duda que te surja o si sientes alguna molestia, debes consultar al dentista pues es el único capacitado para asesorarte. Realiza las revisiones que te indique y acude a su clínica en los plazos previstos. Lo mismo te recomendamos para tus hijos, pues deben ser controlados por el especialista y adquirir hábitos de limpieza e higiene desde pequeños. Ver cómo te cuidas tú es el mejor ejemplo para ellos. 

Carmen Reija López

Farmacéutica Colegiada

 

LA VISIÓN Y EL ORDENADOR


Los ordenadores forman parte de nuestra vida; no lo podemos evitar. Se han incorporado a nuestro trabajo y a nuestro ocio y los utilizan personas de diferentes edades con distintas necesidades. No tenemos que renunciar a ello. Simplemente ser capaces de usarlos adecuadamente y consultar cualquier problema pues cada día son más los pacientes que presentan síntomas visuales asociados a su utilización.

Los expertos hablan del denominado síndrome visual informático en relación con la problemática que plantea el uso del ordenador durante la jornada laboral. Varios estudios inciden en que un elevado porcentaje de personas padecen fatiga visual debida fundamentalmente al tiempo que pasan ante la pantalla. Como consecuencia, se ha transformado en un problema de salud que causa una reducción en la productividad laboral y un mayor número de consultas al médico.

Se cree que se produce porque el ojo debe hacer un esfuerzo para “trabajar” en estas condiciones y cualquier problema se multiplica. Muchas pequeñas alteraciones refractivas, acomodativas o de alineamiento ocular no causan ningún trastorno en la vida normal, pero cuando se colocan ante el ordenador presentan una serie de síntomas notablemente perjudiciales.

Los pacientes describen, entre otros:

-Picor de ojos sin causa reconocible; incluso comentan que deben tener una alergia porque notan una gran incomodidad. También describen que tienen los ojos llorosos, normalmente como consecuencia de la irritación que provoca la sequedad de la córnea.

-Sensación de ojo seco, que puede ser nuevo o empeorar un síndrome preexistente que ya estaba siendo tratado (o no) por el especialista.

-Intolerancia a las lentillas aunque estaban bien adaptadas y no les habían dado problemas. Comentan que no han cambiado ninguno de sus hábitos pero que su tolerancia se ha reducido, tienen que sacarlas antes, les cuesta ponérselas, no están cómodos, tienen problemas visuales, etc.

-Cansancio o fatiga ocular, como si estuviesen mucho tiempo trabajando cuando ha pasado apenas un rato.

-Visión borrosa de lejos y/o cerca (debida a problemas de refracción o acomodación) y, en ocasiones, también visión doble (por alteraciones en el alineamiento ocular), que habían pasado desapercibidos anteriormente.

-Un aumento de la sensibilidad a la luz, les molestan los destellos, las luces potentes, los faros de los coches, etc.

-Dolor en diferentes localizaciones, sobre todo de cabeza, ojos y cuello. Algunos pacientes se quejan de problemas de espalda, asociados a las posturas forzadas que han de adoptar para poder trabajar.

Es fundamental acudir al especialista si percibes cualquiera de estos síntomas. El más recomendable es el óptico optometrista, con el que puedes comentar lo que te está sucediendo y él decidirá lo que más conviene a tu caso. En función de la situación, podría ser recomendable:

-Quienes padecen de ojo seco suelen presentar sequedad, ojos llorosos y enrojecidos, intolerancia a las lentillas, etc. debido a que reducen su parpadeo porque se centran en la observación de la pantalla. El tema se agudiza cuando la colocación del ordenador es inadecuada debido a que si la ubicación no es central, hemos de modificar el ángulo de visión, lo que altera la humectación ocular.

Mejoraría modificando la posición del ordenador, colocándolo de manera que la parte superior de la pantalla quede por debajo de la altura de los ojos. También suele mejorar con el uso de lágrimas artificiales que deben ser utilizadas siguiendo las indicaciones del especialista.

-Para quienes padecen presbicia (o empiezan a notarla) se recomienda la adaptación de unas gafas adecuadas. Deben graduarse a la distancia de trabajo para que sean perfectas.

-Los miopes de baja graduación no pueden ver la pantalla con nitidez y adoptan posturas extrañas que alteran su sistema musculo-esquelético. A ellos debe indicársele una gafa con una graduación un poco menor que la miopía que padecen para que encuentren comodidad en su visión.

-Los que padecen astigmatismo o hipermetropía sin corregir suelen padecer fatiga visual, dolores de cabeza, enrojecimiento, etc. lo que implica la necesidad de adaptar una gafa con la graduación adecuada para su uso a la distancia de trabajo, aunque no tengan que utilizarla en otros momentos de su vida.

Carmen Reija López

Óptica Colegiada




TRIPTÓFANO Y BUEN HUMOR


En esas ocasiones en que nos sentimos desanimados o angustiados por las situaciones que estamos viviendo, la actividad de nuestros transmisores cerebrales (serotonina, noradrenalina, etc.) y de las hormonas circulantes (melatonina, cortisol, etc.) suele estar alterada, desequilibrada, siendo imprescindible reorganizarla para volver al estado normal.

El triptófano (aminoácido) es un buen precursor de la serotonina (neurotransmisor), molécula relacionada con la sensación de bienestar, alegría y relax. En las personas deprimidas o con ansiedad se suele detectar un desequilibrio de serotonina, que desencadena alteraciones en otros neurotransmisores (dopamina, noradrenalina) que provocan estados ansioso-depresivos que deben ser tratados con los fármacos adecuados. También se relaciona la serotonina con la síntesis de melatonina (hormona reguladora del sueño).

Así, aunque sea indirectamente, el triptófano interviene en varias funciones:

-Mejorar el estado de ánimo

-Facilitar un sueño reparador

-Reducir la ansiedad

-Controlar el apetito cuando estamos haciendo dieta

-Disminuir el dolor por su capacidad analgésica

Se encuentra en alimentos habituales, pues este aminoácido forma parte de las proteínas que consumimos habitualmente: lácteos, frutos secos, soja, carne, cereales integrales, huevos, pescados, aguacate, piña, etc. Su actividad necesita la presencia de magnesio y vitaminas B3 y B6. Especialmente recomendable el plátano y el vasito de leche antes de acostarse para mejorar la calidad del sueño.

Su aporte alimenticio puede resultar insuficiente en casos de estrés crónico, ingesta excesiva de cafeína, alcohol o edulcorantes artificiales, carencia de ciertas vitaminas y minerales y el consumo de ciertos medicamentos. Este déficit podría hacer necesario administrarlo en cápsulas, siendo especialmente recomendable para mejorar situaciones de ansiedad (provocada por la actividad diaria) y dejar de fumar (porque ayuda a controlar la tensión que provoca la reducción de nicotina).

Consulta al especialista y opta por su consumo racional. No es un producto milagroso, ni puede ser consumido como si fuera inocuo, pues no es compatible con algunos antidepresivos y otros fármacos de uso habitual (ansiolíticos, etc.). Además un exceso puede afectar gravemente a tu organismo provocando patologías serias. No lo tomes porque sí.

© Carmen Reija López

Farmacéutica Colegiada

 

 

 

 

 

ALOE VERA


La época estival y el contacto de nuestra piel con el sol hace necesario cuidarla especialmente. Todos debemos hacerlo pero, sobre todo, quienes tienen una “piel sensible” que reacciona ante las agresiones que la radiación solar ejerce sobre ella. Sigue las recomendaciones de los expertos y aprovecha las propiedades del aloe, conocida como la planta de la eterna juventud por sus propiedades terapéuticas a nivel dérmico, y que se ha utilizado desde antiguo.

Su nombre científico es aloe barbadensis, aunque hay otras especies de interés en fitoterapia. Se denomina de maneras diferentes: aloe, aloe vera, pita, acíbar, etc., y todas se refieren a esta planta leñosa de origen africano de la familia de las liliáceas, con hojas largas y anchas que contienen una savia transparente rica en principios activos que se aplican directamente sobre la piel o se ingieren para obtener efectos sistémicos.

A partir de esa savia se prepara un compuesto amargo, de color oscuro  denominado acíbar,  que, tras ser procesado en el laboratorio, llega al mercado, donde se distribuye en forma de cremas, gotas, píldoras, supositorios, etc. No se usa puro porque puede causar reacciones alérgicas.

La composición química depende de la planta original, de la época de recolección y del método de elaboración. Contiene un elevado porcentaje de agua y una resina rica en activos farmacológicos: polisacáridos (como el glucomanano), resinas protectoras (aloína, ácido cinámico), ácido salicílico, vitaminas (A, E, C, ácido fólico), oligoelementos (calcio, sodio, zinc), aminoácidos (lisina, metionina), enzimas (oxidasa, lipasa), ligninas y saponinas.

Se le atribuyen amplias propiedades farmacológicas relacionadas con estos principios activos:

-A nivel dérmico: actúa como limpiador, antiséptico, bactericida, fungicida, antiviríco, antiprurítico, regenerador, cicatrizante, hidratante, etc.

-A nivel digestivo: es purgante a dosis altas, colagogo, nutritivo, reblandecedor de las heces (en fisuras anales), tratamiento del estreñimiento ocasional, úlceras, etc.

-A nivel reumatológico: actúa como anestésico y antiinflamatorio para tratar dolores musculares.

 Está indicado para tratar patologías benignas como:

- A nivel general: dolor de dientes y encías, calambres, artritis, dolor articular, dolor de cabeza, estreñimiento, náuseas, dolores de estómago e intestino, acidez, amigdalitis, faringitis, etc.

- En la piel: quemaduras solares, químicas, térmicas, irritaciones, dermatitis, urticarias, heridas, acné, verrugas, sabañones, forúnculos, infecciones por hongos (pie de atleta), herpes, etc.

En fitoterapia se utilizan formas variadas (gotas, píldoras, grageas, supositorios, extracto fluido o seco y tinturas) que deben ser consultadas a los especialistas. Los laboratorios comercializan sus propios productos de mercado en los que, incluso, mezclan varias plantas para potenciar sus acciones.

Los efectos secundarios son mínimos, y en la aplicación tópica sobre la piel, se presentan cuando el tratamiento es crónico o en personas especialmente sensibles. Para evitar alergias se recomienda probar una pequeña porción en la piel de la cara interna del brazo y observar si aparece o no prurito, que debe ser consultado con el especialista.

Jamás debe ingerirse durante menstruación, embarazo, hemorroides sanguinolentas o hemorragias genitales, ni dárselo a los niños. Aunque los productos comercializados ya los añaden a su composición, si tienes la piel seca mézclalo con aceites o cremas hidratantes si lo que has comprado no los incluye. Los alérgicos a sulfitos deben tener cuidado, porque las marcas comerciales suelen adicionarlos como conservantes sin indicarlo en la etiqueta.

Se recomienda especialmente su uso tras el afeitado o la depilación porque cierra rápidamente los poros evitando la aparición de granitos, rojeces y erupciones y regenera las células rotas al pasar la cuchilla. Es un eficaz protector solar y también es efectivo para prevenir o eliminar pequeñas estrías y arrugas, utilizándolo con aceite o una crema hidratante, porque el aloe resulta astringente.

Las plantas medicinales, bien usadas, mejoran nuestra salud, pero si se utilizan inadecuadamente pueden ser perjudiciales y provocar efectos secundarios indeseables. Es fundamental la supervisión del especialista sanitario, y comprarlo en centros adecuados.

© Carmen Reija López

Farmacéutica Colegiada