Aunque cada vez estamos más
concienciados de que es necesario cuidar nuestra boca y acudir a las revisiones
indicadas por nuestro dentista, es importante recordar que seguir sus pautas y
prevenir problemas es fundamental para nuestra salud integral. Cuidar nuestra
boca también ayuda a proteger nuestro cuerpo y, desde pequeños, debemos
acostumbrarnos a limpiar adecuadamente los dientes y hacerlo siempre.
La higiene bucodental debe ser un
hábito diario y con ella se busca mantener limpios los dientes y sanas las
encías y la cavidad oral. Hacerlo bien supone conservar nuestros dientes
intactos, evitar el mal aliento, reducir las molestias que producen las piezas
dañadas y no agravar otras enfermedades sistémicas a nivel cardíaco, pues la
acumulación de bacterias puede provocar una inflamación que se transmite al
torrente sanguíneo y provoca el engrosamiento de las arterias que repercute
negativamente en nuestro corazón.
La placa bacteriana que se
deposita en nuestros dientes puede causar, fundamentalmente:
-Caries, en la que se destruye el
diente y debe ser limpiado, saneado y empastado por el dentista. En su
aparición hay varios factores que inciden: los azúcares que ingerimos, las
bacterias que se depositan y la predisposición personal. Los dos primeros son evitables
y fáciles de controlar; no comas alimentos azucarados y límpiate bien los
dientes.
-La periodontitis, que es una
inflamación inicialmente en las encías y, que si no se trata adecuadamente,
acaba destruyendo el hueso y el tejido que mantiene a los dientes en su lugar,
provocando su caída. Tiene solución si se ataja en estadíos iniciales
realizando una limpieza adecuada y utilizando los productos que el dentista te
aconseje.
Sería recomendable:
-Evitar bebidas con gas. Este
tipo de bebidas carbonatadas contienen ácido fosfórico que erosiona y mancha
los dientes. Aunque no son recomendables a ninguna edad, debemos procurar especialmente
que los niños no los consuman.
-No usar un cepillo viejo o con
unas cerdas muy fuertes porque desgastan el esmalte y producen erosiones. Opta
por una marca de confianza, de cerdas suaves y que sea flexible. Cámbialo con
frecuencia (los dentistas recomiendan que lo usemos como máximo tres meses).
-Cepillarse sin ejercer mucha
fuerza. Realiza movimientos circulares sin presión, cortos y suaves, sin olvidar las encías, las zonas que rodean
los empastes, los dientes de atrás y, en general, toda la cavidad oral. Dos
minutos tres veces al día sería una buena pauta.
-No comprar cualquier pasta de
dientes. Elige un dentífrico adecuado y con flúor. Hay muchas opciones en el
mercado y te recomendamos que escojas el que mejor se adapte a tus necesidades:
de alta sensibilidad (si tienes problemas de encías), rico en ciertos
componentes, etc. y evita los que son agresivos porque pueden estropear el
esmalte dental y causar retracción en las encías.
-Pasar el hilo dental (o seda,
cepillos interdentales, etc.). Las bacterias que forman la placa se acumulan en
todas partes y el cepillo puede ser insuficiente. El hilo dental te ayudará a remover
la placa y evitar problemas sobre todo de noche porque la falta de salivación
aumenta la formación de placa. Consulta a tu dentista lo que resulta más
adecuado para ti.
-Usar colutorios. Pueden ser el
complemento perfecto a la higiene bucal porque evitarían patologías e
infecciones y llegan a todas partes.
-Acude al dentista una vez al año
como mínimo. Lo mismo para tus hijos (aunque sean muy pequeños) o para los
abuelos. Es un consejo válido a cualquier edad.
-Debes cepillarte tres veces al
día (tras cada comida). Si tu ritmo de vida no te lo permite, al menos dos
resultarían imprescindibles. Te proponemos que si comes fuera y no puedes
hacerlo, sustituyas esa limpieza por un chicle sin azúcar o una lamina de higiene
bucal, aunque no es lo mismo, claro.
-Sigue una dieta sana, variada y
equilibrada que refuerce tu sistema inmunitario y evita infecciones a todos los
niveles.
-No abuses de los blanqueadores dentales
porque pueden dañar el esmalte.
-Haz una limpieza periódica en el
dentista o en el higienista. Es más profunda y te ayudará a mantener tu boca
perfecta.
Ante cualquier duda que te surja
o si sientes alguna molestia, debes consultar al dentista pues es el único
capacitado para asesorarte. Realiza las revisiones que te indique y acude a su
clínica en los plazos previstos. Lo mismo te recomendamos para tus hijos, pues
deben ser controlados por el especialista y adquirir hábitos de limpieza e
higiene desde pequeños. Ver cómo te cuidas tú es el mejor ejemplo para ellos.
Carmen Reija López
Farmacéutica Colegiada
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