¿NECESITO SUPLEMENTOS?

El interés de la población por el cuidado de su salud ha llevado a los investigadores a profundizar en el conocimiento de la composición de los alimentos y de sus efectos beneficiosos o perjudiciales sobre el organismo. Esta preocupación por mejorar nuestra alimentación ha permitido desarrollar los denominados alimentos funcionales, que añaden a sus funciones nutritivas tradicionales ciertas propiedades que resultan beneficiosas para la salud. Pero… ¿son realmente necesarios? La respuesta más sencilla es que, si se siguiese una dieta adecuada, serían absolutamente prescindibles, pero como es deficiente, pueden resultar interesantes.
A lo anterior se une el haberse constatado la importancia de mantener a punto nuestro sistema inmunitario, imprescindible para evitar infecciones y sentirnos bien. La mejor manera de conseguirlo es llevar una vida sana, hacer ejercicio y seguir una dieta equilibrada. Aquí se plantea el problema de que el actual estilo de vida deja poco tiempo para “hacer la comida”, relegando absolutamente este proceso cuando tenemos otras ocupaciones por delante, lo que favorece la entrada de este tipo de alimentos “rápidos” y con efectos indeseables.
No debemos olvidar que muchos alimentos de uso común presentan interesantes propiedades nutricionales que podemos aprovechar si los introducimos en nuestra dieta habitual. Como ejemplo, señalamos:
-pescado, con ácidos grasos esenciales omega 3 y 6
-vino, rico en antioxidantes que desactivan los radicales libres
-tomates, con licopeno
-leche, aporta calcio fundamental para nuestro esqueleto
-aceite de oliva, con vitamina E y grasas saludables
-cerveza, en la que abundan las vitaminas del grupo B
-frutas, fuente de vitaminas y fibra
-frutos secos, con altas concentraciones de minerales
-verduras de hoja ancha, aportan luteína que mejora la visión.
Pensemos que si la dieta es equilibrada y variada no es necesario su aporte suplementario, aunque resultan adecuados en casos concretos en los que está contraindicado o resulta contraproducente consumir ciertos alimentos naturales: diarreas por uso de antibióticos, flatulencia, malas digestiones, estreñimiento, etc.
Los medios de comunicación utilizan expresiones difíciles de comprender como alimentos genéticamente modificados, bífidus activo, fitoesteroles o prebióticos y se refieren a ellos como “complementos alimentarios que mejoran nuestra salud”. Estos novedosos alimentos “funcionales” deben seguir también normas sanitarias estrictas e incluir la información que el consumidor precisa para reconocer lo que está comprando. La legislación aplicable existe desde hace años, pero debe adaptarse e incluir la composición exacta de dichos alimentos. Los consumidores debemos conocer los beneficios reales de dichas sustancias, pues nuestra salud lo agradecerá.
Muchos son los compuestos que se podrían adicionar a los alimentos de consumo habitual y es importante conocerlos para saber si nos conviene tomarlos o no. De entre los más habituales podemos destacar:
- Prebióticos, mejoran la actividad de las bacterias intestinales así como la absorción de calcio a ese nivel y tienen efectos inmunológicos. No se han descrito efectos adversos de gravedad por su consumo, aunque tampoco está clara la cantidad que debe ser ingerida diariamente.
- Probióticos, microorganismos vivos que se adaptan al colon mejorando la actividad de la flora intestinal y el sistema inmunológico. Suelen añadirse a alimentos lácteos porque facilitan su ingestión. No hay estudios concretos sobre la cantidad que se puede consumir dentro de límites seguros.
-Fitoesteroles, presentes en muchos productos (yogures, galletas, etc.). Se relaciona con el bloqueo de la absorción de colesterol a nivel intestinal, por lo que se utilizan tanto para perder peso como para evitar elevadas tasas de este compuesto en la sangre. La cantidad ingerida debe ser controlada, pues su exceso reduce la absorción de sustancias fundamentales para el buen funcionamiento del organismo (como ciertas vitaminas liposolubles o minerales). No deben administrarse a mujeres embarazadas o durante la lactancia ni a menores de 5 años.
-Tonalín, presente fundamentalmente en leches enriquecidas. Se le relaciona con la estimulación del metabolismo lipídico (reduciría la grasa corporal) y favorecer el adelgazamiento. En exceso puede provocar problemas a nivel hepático y pancreático, estando relacionado también con un aumento de la tensión arterial.
Es recomendable leer las etiquetas de los alimentos envasados que compramos para saber lo que comemos. En caso de duda, consulta al médico, farmacéutico o especialista en dietética la conveniencia o no de consumir estos productos, pues pueden interferir en tratamientos médicos preestablecidos debido a su interacción con ciertos medicamentos. Mucho cuidado con la automedicación y no utilices estos suplementos de manera innecesaria y sin asesoramiento de los especialistas, pues aunque puedan resultar eficaces, no sirven para todo ni pueden sustituir los tratamientos médicos prescritos.

FUCUS SACIANTE

Los fucus son algas de talo marrón-verdoso con frondes laminados y una falsa nerviación central donde se sitúan los aerocistos (flotadores globulares que la sostienen verticalmente en el agua) y en cuyos ápices se disponen los órganos reproductores. Abunda en las aguas frías de los mares del norte, donde vive fijada a las rocas por un pedículo que tiene en la base.
La denominación fuco o fucus engloba los talos desecados de varias especies de algas pardas, principalmente Fucus vesiculosus y Fucus serratus. Son muy frecuentes en las zonas intermareales del océano atlántico (en Galicia, por ejemplo), recolectándose en primavera y verano con marea baja. Una vez recogidas se dejan secar al sol hasta el momento de ser procesadas.
En fitoterapia es interesante el talo, donde se concentran los numerosos componentes químicos activos farmacológicamente, entre los que destacan:
-Polialcoholes: manitol y sorbitol.
-Polisacáridos: fucoidina, laminarían y, sobre todo, algina y alginatos que constituyen el mucílago.
-Fenoles: floroglucinol y sus oligómeros.
-Fosfolípidos polares y sus glicolípidos.
-Yodo
-Vitaminas
-Oligoelementos
Aunque no existen demasiados estudios científicos contrastados, se les atribuyen muchas propiedades farmacológicas relacionadas con los principios activos:
-el ácido algínico o algina se encuentra en forma de sales (alginatos) constituyendo hasta el 40% del peso del alga. Forman geles viscosos que reducen la acidez y protegen de forma mecánica la mucosa gástrica, reduciendo el reflujo esofágico y beneficiando a los enfermos de acidez y trastornos digestivos en general.
-el yodo a dosis fisiológicas estimula el tiroides. Este efecto resulta interesante tanto para el control de sobrepeso como en patologías tiroideas. La concentración debe ser pautada y controlada.
-la fucoidina incrementa la síntesis de colágeno mejorando la elasticidad de la piel. Su combinación con vitaminas y oligoelementos potencia la actividad antioxidante.
En España se autoriza su uso en estados de fatiga y astenia y como coadyuvante en dietas de control de peso por su contenido en mucílagos que reducen el apetito y tienen un ligero efecto laxante.
En fitoterapia se emplean los fucos en estado seco. Deben estar bien controlados pues concentran metaloides y metales pesados, lo que los convierte en buenos indicadores de la contaminación, pero con potencial tóxico para el ser humano. Suelen tomarse en forma de cápsulas aunque también hay infusiones, jarabe y extracto fluido. Puede ingerirse o aplicarse externamente en forma de emplastos.
Los estudios clínicos demuestran que no presenta toxicidad aguda, aunque es imprescindible determinar su contenido en yodo. Se han descrito casos de hipertiroidismo con pérdida de peso, fatiga, excesiva sudoración, etc. que suelen remitir al dejar el tratamiento. También puede verse reducida la absorción de hierro provocando una disminución de los niveles de hemoglobina y de la concentración de hierro plasmático.
Debe evitarse la administración a pacientes con hipertiroidismo, embarazo y lactancia. Tampoco es adecuada en pacientes con tratamiento para reducir glucosa y colesterol pues su efecto puede verse potenciado, debiendo reajustar la dosis farmacológica.
Tiene aplicaciones amplias:
-a nivel sistémico: déficit tiroideo, fatiga, astenia, estreñimiento, reflujo esofágico (sólo o combinado con fármacos), hernia de hiato, acidez gástrica (tomado tras las comidas), etc.
-a nivel del tratamiento de la obesidad: laxante mecánico, saciante al combinarlo con agua, etc.
-a nivel dental: odontología, fabricación de moldes, etc.
-a nivel industrial: gelificante alimentario, etc.
-a nivel cosmético: geles y cremas para masajes, productos higiénicos como jabones, pastas dentífricas, etc.
El fuco sería adecuado para personas que se alimentan inadecuadamente y consumen muchos dulces pues, además de su efecto fibra, es activo sobre el tiroides y aporta vitaminas y minerales. Resulta eficaz como coadyuvante en tratamiento de sobrepeso y obesidad, aunque siempre combinado con una dieta adecuada y la práctica de ejercicio físico. A nivel tópico, es muy recomendable como suavizante y rehidratante de piel y mucosas.
Se recomienda, siempre bajo control del especialista, en los tratamientos de adelgazamiento por dos motivos: la elevada proporción de mucílagos que contiene induce a la saciedad (por lo que la cantidad de comida necesaria para satisfacernos es menor) y su riqueza en oligoelementos, vitaminas y sales minerales elementos nutritivos indispensables para los regímenes hipocalóricos (que suelen estar descompensados nutricionalmente). Además, las pequeñas dosis de yodo que contiene estimulan el tiroides beneficiosamente si se siguen las dosis pautadas.

POLIFENOLES

Son compuestos con capacidad antioxidante que han adquirido un mayor interés en estos últimos años. Se les atribuyen otras propiedades antiinflamatorios, antiagregantes, etc. Se conocen miles de polifenoles distintos, siendo los más frecuentes los flavonoides. Están presentes en muchos vegetales (manzana, uva, cerezas) y no podemos olvidarnos del vino tinto ni del té verde y se considera que reducen la aparición de enfermedades cardiovasculares y metabólicas