HAZ DEPORTE

Seguro que te has planteado en algún momento que no estás viviendo de manera sana, ya que en cuanto puedes te acuestas en el sofá “porque estás muy cansado”. Esa vida sedentaria te puede pasar factura, pues según la OMS es un factor de mortalidad importante y que puedes evitar, simplemente, moviéndote un poco. Los datos señalan que cada vez son más los jóvenes que se apuntan a la vida sedentaria. Prefieren ver la tele, ir al cine o jugar con las máquinas que hacer deporte y moverse, lo que provoca una gran alarma entre los encargados del cuidado de nuestra salud porque consideran que esta generación sufrirá más enfermedades cardiovasculares y antes de lo que las han padecido sus mayores.
En la infancia nos movemos lo suficiente, pero a medida que crecemos y nos hacemos adultos se reducen nuestras opciones. En la actualidad no hacemos trabajo físico (pasamos muchas horas sentados ante un ordenador o de pie en un comercio, por ejemplo) y no nos movemos lo que sería necesario (vamos en coche o metro). El sedentarismo afecta de un 40 a 60% de la población y solo 1 de cada 5 individuos alcanza el mínimo de actividad física recomendado para la salud.
Los diferentes estudios señalan los efectos positivos del ejercicio físico en la prevención de problemas cardíacos, pues incide en los factores de riesgo asociados a ellos (hipertensión, diabetes mellitus, etc.). A estas ventajas se añade que el movimiento generado por el ejercicio mejora nuestra autoestima y nos provoca una sensación de bienestar muy agradable por las endorfinas liberadas a nivel cerebral. Así que no puedes seguir negándote; empieza a hacer ejercicio. El que prefieras.
Podemos señalar que el deporte genera:
-Mayor capacidad cardiorrespiratoria que optimiza el funcionamiento general del organismo y su rendimiento.
-Menor riesgo de enfermedades coronarias y prevención de segundos episodios de ataques cardíacos en quienes ya han sufrido infartos.
-Mejora de la elasticidad y flexibilidad.
-Prevención y control del dolor muscular.
-Reducción de peso por aumento de la masa muscular y descenso de la masa grasa.
-Prevención de la hipertensión esencial y reducción de la tensión.
-Prevención y disminución de problemas respiratorios.
-Prevención de la desmineralización de los huesos.
-Prevención de la atrofia del tejido muscular, el acortamiento y la rigidez de las articulaciones.
-Mejor apariencia física general.
-Disminuye la frecuencia cardíaca en reposo.
-Estimula la circulación coronaria dentro del musculo cardíaco.
-Contribuye a la reducción de la tensión arterial.
-Favorece y aumenta la circulación en todo el organismo.
-Disminuye la formación de coágulos previniendo la aparición de trombosis, embolias e infartos.
-Mejora la actividad y elasticidad del endotelio vascular.
-Mejora el retorno venoso previniendo la aparición de varices.
-Fortalece las articulaciones (huesos, cartílagos, tendones, etc.) y mejora la función del músculo esquelético.
-Previene la aparición de osteoporosis y el deterioro muscular propio de los años.
-Facilita los movimientos y el desarrollo de actividades diarias habituales.
-Mejora la respuesta inmunológica del organismo.
-Incrementa la secreción de hormonas.
-Aumenta el consumo de grasas durante el tiempo que se hace ejercicio.
-Reduce el colesterol total y el LDL. Aumenta el HDL.
-Mejora la tolerancia a la glucosa favoreciendo el tratamiento de la diabetes.
-Facilita la digestión, favorece el tránsito intestinal evitando el estreñimiento.
-Aumenta la sensación de bienestar y reduce el estrés mental.
-Aumenta y fortalece la autoestima y la autoconfianza.
-Mejora la percepción de la propia imagen.
-Reduce la agresividad y la depresión.
-Reduce la sensación de fatiga y aumenta la capacidad de trabajo.
-Mejora la calidad del sueño y reduce el insomnio.
-Alivia estados de ánimo adversos y estrés.
-Previene y reduce los síntomas de ansiedad generalizada y depresión.
Cuando empieces te parecerá imposible conseguir los pequeños objetivos que te vas marcando, pero no te preocupes porque lo lograrás. Gracias al entrenamiento realizado regularmente nuestro cuerpo se va modificando para adaptarse a esas situaciones y prevenir o retrasar ciertas enfermedades y mejorar la capacidad de realizar el ejercicio. Estas adaptaciones suponen un cambio respecto a quienes viven de manera sedentaria (por ejemplo el presentar una menor frecuencia cardíaca).
Se recomienda ser más cuidadoso si se sigue algún tratamiento farmacológico o se padecen enfermedades como arritmias incontroladas, hipertensión sistólica, angina de pecho inestable, tromboflebitis aguda, etc. Cualquier persona que desee hacer ejercicio debería consultar a su médico cuál es el más indicado para él en función de sus características y capacidades.
Cuidado con las lesiones musculoesqueléticas que son más frecuentes en quienes hacen deporte. También es fundamental que quienes tengan alguna patología previa (hipertensión, cardiopatías, diabetes, etc.), mujeres mayores de 50 años y hombres mayores de 40 realicen un examen médico previo.

 

NIVELES SALUDABLES PARA EL ORGANISMO

Siempre que decidimos “cuidarnos” pensamos en nuestro peso y nos subimos a la báscula temiendo lo que nos vamos a encontrar, pues seguro que “toca hacer dieta”. Pero el peso no es el único parámetro indicativo de nuestro estado de salud. Hay otros que inciden directamente en él, aunque los datos dependerán del método utilizado y, en general, indicamos valores aproximados. Podemos destacar:
-Masa corporal
El índice de masa corporal se obtiene dividiendo nuestro peso medido en kilogramos por el cuadrado de nuestra altura en metros. Los médicos coinciden en que a partir de 25 ya se considera que sufrimos sobrepeso, por lo que, si rozas esa cifra, debes revisar tu alimentación y hacer más ejercicio.
-Glucemia
Este índice establece el valor de glucosa en el torrente sanguíneo (unos 70 mg/dl). Si la cifra se eleva por encima de los 125 se entra en hiperglucemia, el indicador más habitual de la diabetes, que se produce por una deficiencia de insulina. Como el estrés puede provocar un aumento de glucosa es conveniente revisarlo en épocas de tensión.
-Ácido úrico
Se mantiene equilibrado entre 3.5 y 7.2 mg/dl. Por encima de este margen hablaríamos de gota, una enfermedad casi exclusivamente masculina (95%), aunque en las mujeres puede presentarse durante la menopausia. Su aparición se vincula principalmente con la dieta, especialmente con el consumo de alcohol. Además de eliminarlo, hay que limitar carnes rojas, mariscos y vísceras.
-Presión arterial
Las cifras de la presión arterial más equilibrada son 12/8. El primer número es la tensión sistólica y el segundo, la diastólica. Por encima de los valores de referencia, se produciría hipertensión (que dañaría el corazón, el riñón y el cerebro). Para prevenirla se recomienda beber mucha agua, hacer ejercicio, cocinar con aceite de oliva y tomar fruta y verdura.
-Grasa abdominal
La relación ideal cadera-cintura es 0.8. Para determinarla, hay que medir la cadera en su punto más ancho y la cintura, y dividir la primera por la segunda. Si la cifra es superior, se recomiendan 30 minutos de ejercicio diario para reducirla.
-Tiroides
Los valores normales de la hormona estimulante de la tiroides oscilan entre 0.4 y 4; por encima de esas cifras podría aparecer hipertiroidismo; por debajo hipotiroidismo. Deben ser tratados farmacológicamente por el médico.
-Creatinina
Sirve para determinar la función renal. Los valores ideales oscilan entre 0.6 y 1.2 mg/dl. Se recomienda beber abundante agua, comer fruta y alimentos bajos en grasa.
-Transaminasas
Son enzimas cuyo valor sirve para diagnosticar el infarto agudo de miocardio y el estudio de enfermedades hepáticas o musculares. Para mantenerlas en niveles óptimos se recomienda no consumir grasas ni alcohol.
-Colesterol HDL
El nivel óptimo del colesterol bueno es de 60 mg/dl. Mantenerse en estos parámetros reduciría el riesgo de sufrir enfermedades del cerebro y el corazón. Sigue una dieta sana consumiendo cinco raciones de fruta y verdura al día y aceite de oliva.
-Colesterol LDL
El estado óptimo estaría en torno a los 200. Un nivel elevado aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Se recomienda evitar el exceso de grasas animales, como embutidos y quesos grasos para mantenerlo en valores adecuados.
-Potasio
Un índice ideal de potasio es esencial para la buena función cardiaca. Abunda en los plátanos, las uvas, las naranjas, las ciruelas, las pasas o el melón y los vegetales de hojas verdes. Inclúyelos en tu dieta porque resultan muy sanos.
-Hierro
Con niveles de entre 60 y 170 estás en buena forma. Si son más bajos, se considera que puedes presentar anemia, que puede producir cansancio, dolores de cabeza, mareos y falta de concentración. Deberías reforzar tu dieta con carne y legumbres, y tomar suplementos de hierro pautados por el médico.
Son muchos los datos que deben ser valorados por el médico. Si él considera que es necesario, solicitará un análisis de sangre y orina completo para determinar los parámetros de su interés. No intentes descifrar tú lo que pone porque solo un profesional puede valorarlos. Una modificación pequeña no tiene que significar necesariamente una patología, por lo que debes esperar a que él estudie los resultados y te dé un diagnóstico concreto.