QUIERO DEJAR DE FUMAR

Muy buena idea. Si lo dices convencido es que ha llegado tu momento y debes aprovecharlo porque lo más importante es la motivación. El deseo de abandonar ese hábito te impulsará a conseguirlo y, aunque lo has intentado muchas veces y has recaído, puedes lograrlo. Solo tienes que creer en tus posibilidades y elegir el método que se adapte a ti.
Ya sabes que fumar es un hábito nocivo (pues las campañas organizadas por los especialistas así nos lo indican) y que genera grandes problemas a nuestro organismo. La OMS considera que el tabaquismo es “una enfermedad crónica capaz de provocar diferentes tipos de cáncer (pulmón, riñón, vejiga, faringe, laringe, boca, etc.), varias enfermedades respiratorias, accidentes cerebrovasculares, dolencias cardíacas y algunos trastornos digestivos”.
Cada uno tiene un motivo para fumar (me relaja, me adelgaza, me gusta, no puedo evitarlo, me hace más sociable, me ayuda a conocer gente, etc.) y para dejarlo (mis hijos, mis padres, mi salud, etc.)
Los expertos indican que fumas porque necesitas la nicotina y la respuesta que ésta genera en tu organismo, ya que es un alcaloide muy adictivo que en bajas concentraciones actúa como estimulante a nivel cerebral (aunque a dosis elevadas sea un veneno). Y te sientes fatal, no solo por lo que fumas tú sino porque molestas a quienes te rodean.
Aunque dejarlo no es fácil, si lo haces te sentirás libre. Acude a tu médico de familia y consulta todas las opciones que existen. Él te dirá lo que más te conviene y te derivará a las unidades que considere oportunas. Dejarlo solo es difícil.
En la página de la Asociación contra el Cáncer se proponen consejos, por lo que te recomendamos que la leas o acudas a una de sus oficinas. Lo mejor es combinar varias terapias: la predisposición psicológica (querer dejarlo) junto al uso de determinados fármacos que imitan a la molécula de nicotina (bupropión, vareniclina) o contienen dosis controladas de nicotina (parches, pastillas, etc.).
En la AECC existen opciones gratuitas para dejar de fumar que están controladas por expertos en la materia. En su página www.aecc.es puedes encontrar información muy útil y contrastada.
Los mecanismos de ayuda son variados:
-Nutrición,  el consumo de algunos alimentos provoca que el tabaco sepa peor, por lo que no apetece fumar. Esto ocurre con los lácteos, el  agua, los zumos de frutas y los vegetales, por lo que se recomienda utilizarlos para abandonar la nicotina.  En el lado opuesto se encuentran el alcohol y la cafeína, que realzan el sabor de la nicotina y dan más ganas de fumar. Debes evitarlos cuando estés en esa primera fase de abandono.
-Dietética, en el sentido de evitar engordar, acudiendo a un especialista en dietética para que elabore tu dieta personalizada. Normalmente se aumentan unos cinco quilos debido a la sustitución de nicotina por comida (azucares y grasas) y a que deja de producirse el efecto termogénico de la nicotina en nuestro organismo. Se recomienda equilibrar la dieta, no recurrir a los “alimentos recompensa”, hacer deporte, beber agua e infusiones y reducir las raciones.
-La fitoterapia plantea varias posibilidades para ayudarte a ser exfumador: para la ansiedad inicial (pasiflora, valeriana, espino blanco), para eliminar toxinas y depurar (boldo, alcachofa, cardo mariano), para reducir la oxidación e inflamación (cúrcuma, sauce, grosellero negro) y para recuperar las vías respiratorias (tomillo, eucalipto, drosera, malva). Lo ideal sería combinar una de cada grupo para atacar por todos los frentes.
Anímate y busca tu opción. Consulta a tu farmacéutico, siempre cercano y accesible. Seguro que lo consigues. Hace falta mucho empeño y fuerza de voluntad, pero si has decidido dar el paso te sentirás mejor y lograrás tu objetivo. En cuanto percibas cómo mejora tu salud en poco tiempo, te darás cuenta de que ha merecido la pena.

DEFIÉNDETE NATURALMENTE

Nuestro cuerpo está preparado para adaptarse y tiene mecanismos para defenderse de virus, alérgenos, bacterias, etc., principales agentes externos que atacan a nuestro organismo y alteran su funcionamiento. Así, estos elementos nocivos, se convierten en objetivos a destruir antes de que nos causen problemas de salud que pueden ser graves si no se atajan. El sistema inmunitario realiza esa función primordial (se encarga de protegernos de esos ataques externos) y debemos cuidarlo.
Cuida tu intestino porque en él reside parte de nuestra capacidad de respuesta ante agentes nocivos. Resulta útil consumir yogures, alimentos probióticos, frutas, verduras, agua y fibra soluble, pero es nocivo, en cambio, basar la dieta en los alimentos refinados, harinas blancas, azúcares, etc. porque destruyen nuestra flora. Además, el consumo de ciertos medicamentos la altera notablemente, por lo que no deberíamos abusar de antibióticos, analgésicos o antiinflamatorios y proteger nuestro aparato digestivo cuando sea imprescindible su administración.
En el menú diario debes seguir una dieta variada, sin excluir -porque no te gusten- alimentos imprescindibles. También la forma de preparación influye en la asimilación de esos nutrientes: ni muy hecho, ni crudo; mejor poco cocido o a la plancha, evitando usar el microondas y recalentar los alimentos. A nivel inmunitario interesa consumir:
-Ácidos grasos omega-3 (en nueces, almendras y pescado azul).
-Hierro (en huevos, carnes rojas, espinacas, etc.)
-Zinc (en marisco, pescado, legumbres, carne, etc.)
-Selenio (en pipas de girasol, huevos, etc.)
-Ácido fólico (en verduras de hoja verde, frutas, etc.) Si estás embarazada es indispensable tomar un suplemento (que te recomendará tu médico) para la completa formación del tubo neural de tu bebé.
-Vitamina C (en naranjas, tomates, perejil, etc.)
-Vitamina E (en brécol, espinacas, frutos secos, etc.)
-Vitamina B 6 (en carnes, aguacates, pescados, nueces, etc.)
Si tu dieta es pobre en estos nutrientes por motivos laborales o personales, vives con estrés, fumas, bebes… en definitiva, te cuidas mal, quizás necesites un suplemento vitamínico pautado por el especialista. Hay muchos en el mercado pero no cualquiera es el apropiado para ti. No lo compres por la publicidad de la marca o porque le va bien a otra persona; precisas el indicado para tu estado concreto. Lo peor que puedes hacer es automedicarte.
La fitoterapia recomienda extractos de equinácea para reforzar el sistema inmunitario. También se emplean el polen y la jalea real, que consiguen buenos resultados en cualquiera de sus presentaciones. El alga espirulina, rica en proteínas, es un complemento alimentario de interés en dietas bajas en ellas. A pesar de la bondad de estos compuestos “naturales” recomiendo su consumo bajo control del especialista, para evitar efectos secundarios indeseables. Además, y en ningún caso, pueden sustituir al tratamiento pautado por el médico.
Quienes sufren estrés crónico tienen elevadas las hormonas que lo inducen y junto a síntomas reconocibles (insomnio, lumbago, dolor de cabeza, alteraciones intestinales, falta de respiración, irritabilidad, etc.) tienen afectado su sistema inmunitario, por lo que padecen con más frecuencia catarros, gripes, faringitis, otitis, etc. Además de resolver estos problemas con la medicación prescrita por el especialista, deben consultar su estado anímico y tratarlo adecuadamente. No siempre es imprescindible medicarse para superar la ansiedad, pues en ocasiones es suficiente con plantearse pequeños cambios de vida, pasear tranquilamente, evitar la competitividad, relajarse leyendo un libro o escuchando música, etc. En todo caso, cualquier decisión en este sentido debe ser consultada con el especialista y seguir todas sus recomendaciones.