Necesario para vivir por
múltiples motivos, se ha convertido en un problema añadido a esta “nueva
normalidad”.
Es posible que durante este
confinamiento hayas entrado en alguno de los numerosos procesos de ERTE que se
han multiplicado a nivel mundial. Si es así, es posible que sientas cierta
incertidumbre respecto a tu futuro profesional, aunque parece que está
garantizado el regreso al puesto de trabajo del que tuviste que marcharte por
la pandemia que nos ha azotado.
Peor situación se les plantea a
quienes forman parte del numeroso grupo que trabajaba en el sector de la
restauración, por ejemplo. Camareros, cocineros, pinches, etc. se enfrentan a
una situación desconcertante y confusa en la que ven peligrar su trabajo. Es
posible que no vuelvan a abrir el local en el que trabajaban, o que lo hagan
con la mitad de la plantilla o que los consumidores no se acerquen por temor al
contagio. Cualquiera de estas circunstancias les provoca una sensación de
impotencia que está minando su ánimo.
Los autónomos tampoco lo están
pasando bien. Se han visto golpeados con enorme dureza. Han perdido mucho en
esta pandemia y les costará más aún recuperarse. Son personas con una enorme
creatividad y empuje que seguirán aplicando todo su esfuerzo a las pequeñas
empresas que han creado. Pero no pueden hacerlo todo solos y les vendría bien
una ayuda adicional por parte de los bancos, los consumidores y el propio
Estado.
Como parte positiva es posible
señalar que hemos comprobado que podemos trabajar desde casa. No sé si el
sistema se podrá implementar a todos los niveles pero, si alguna empresa lo
considera adecuado, algo habremos ganado. Quizás no sea necesario desplazarse a
diario a una oficina o acudir a reuniones a cualquier lugar del mundo si
podemos hacerla online y evitar la contaminación que esos desplazamientos
provocan. El planeta nos lo agradecería.
ES UN BUEN MOMENTO PARA POTENCIAR
EL TRABAJO RACIONAL Y AYUDAR A LOS QUE DE VERDAD LO NECESITAN.
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