Empiezan las fases y la expectación es
máxima. Podemos salir pero… ¿queremos hacerlo?
Ya ha empezado la ansiada "desescalada" y nos
sentimos poderosos. Parece que la situación se normaliza porque nos abren una
pequeña ventana a la esperanza. Tenemos horarios para recuperar las calles
aunque sea necesario mantener la distancia social y seguir las pautas
sanitarias recomendadas por los expertos.
Pero no es tan fácil como parece. Nos
movemos entre dos extremos que no se tocan:
-En uno se encuentran los que consideran, a
pesar de las advertencias, que todo ha terminado y que su vida les pertenece de
nuevo. Tienen derecho a salir y nadie debe limitar por más tiempo su libertad.
Ya está bien de obedecer.
-En otro se sitúan los que temen lo que
encontrarán ahí fuera, que piensan que nada está controlado y que salir supone
enfermar directamente porque no es posible evitar el contagio.
Obviamente, lo saludable sería mantener un
equilibrio entre ambas perspectivas. No es cierto que podamos hacer lo que
queramos sin cumplir las normas; tampoco lo es que el simple hecho de poner el
pie fuera de casa suponga la muerte. Lo recomendable es seguir las indicaciones
que nos han dado, respetar las franjas horarias independientemente de nuestra
opinión personal y disfrutar de esta nueva etapa.
La única garantía de que esta situación no
es un espejismo se centra en que el número de contagios no aumente y eso
depende casi exclusivamente de nuestra actitud. Es importante evitar el
contacto social, aunque sea eso precisamente lo que más deseamos. También sigue
siendo fundamental mantener la escrupulosa higiene a la que hemos tenido que
acostumbrarnos. Y, sobre todo, ser solidarios y no salir si pensamos que
podemos estar enfermos.
De nuestro comportamiento depende superar
las fases que han establecido para una real vuelta a la normalidad. Han puesto
unas condiciones de salud que nos vinculan a todos y pueden ser las que
determinen el buen término de este proceso paulatino de regreso a nuestra vida
anterior.
CUMPLE LAS NORMAS. DE CADA UNO DE NOSOTROS
DEPENDE RECUPERAR LO QUE HEMOS TENIDO QUE DEJAR ATRÁS.
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