Se denomina así a una parte de los alimentos
constituida por pectinas, gomas, inulina y fructooligosacáridos, que captan
mucha agua y favorecen la formación de flora bacteriana, aumentan el volumen de
las heces y disminuyen su consistencia. Abunda en legumbres, cereales como la
avena y algunas frutas. También se relaciona con la regulación de los niveles
de colesterol y glucosa en sangre. No debemos confundirla con la insoluble,
cuya actividad fundamental se relaciona con la prevención del estreñimiento.
Pero no todo son ventajas porque puede producir gases, dolor abdominal, etc. Los
expertos recomiendan que consumamos 25 gramos de fibra cada día para reducir el
riesgo de enfermedades crónicas. Los alimentos ricos en fibra ayudan al
funcionamiento del sistema digestivo y reducen el riesgo de desarrollo de
desordenes intestinales. Y, aunque no lo creas, en el arroz también hay fibra:
media taza de arroz blanco proporciona 0.3 gramos de fibra y media
taza de arroz integral proporciona 1.8 gramos de fibra.
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