Nuestro presente paradigma de salud oferta infinidad de posibilidades de
tratamiento casi para cualquier afección, desde los más conservadores hasta los
más invasivos y siempre con la opción de la cirugía como aparente comodín de resolución
final. ¿Cuántos pacientes nos preguntan si su problema se puede operar?
Quiero compartir el siguiente caso clínico por muchos y variados motivos. Intentaré
desde un lenguaje asequible enviar diversos mensajes sobre la esencia del arte
de la sanación y sus pilares fundamentales y debatir algunas ideas que incumben
tanto a los profesionales de la salud como a los pacientes.
El señor Mieli al iniciar sus
vacaciones sufre un dolor lacerante que otras sensaciones habían señalado previamente.
Además del dolor físico que trató de disimular, su mayor problema era su
autoexigencia, que sumada a las dificultades y contratiempos que acarrea el
hecho de vivir, había desembocado en estos acontecimientos que generan sus
primeras reflexiones que sólo reconoce en la soledad del dolor. “Todo lo que he hecho en mi vida, me ha
llevado a ese momento”.
Sus vacaciones estaban comenzando, y
como ya había oído y percibido a menor escala en otras ocasiones, cuando bajas
la guardia, cuando te relajas, enfermas (los niveles de cortisol alto en dosis
adecuadas nos protegen hasta el momento en que se presenta una hipocortisolemia,
que provoca los efectos contrarios). Pero sabía que no era la única
explicación.
El curso clínico evolucionaba sin
cesar, de libro, con una semiología ordenada por tipo de dolor, intensidad,
localización, etc. Su historia es especialmente curiosa porque su trabajo se
relaciona con este tema.
De vuelta a casa, en la 1ª sesión
con su terapeuta, se confirma su sospecha. Presenta una entidad clínica muy
clara. Las hernias discales, los compromisos foramidales, la afectación neural,
etc. se plantean como presuntos culpables y se planifica un tratamiento para empezar
a reducir la inflamación, disminuir el dolor, mejorar la movilidad, etc. Todavía
no eran conscientes de la magnitud del caso.
La sucesión de sesiones de
tratamiento manual resultaron desastrosas, lo que enciende el debate profesional
sobre si en estas fases y ante estas manifestaciones clínicas tan severas es
correcto ¿tocar o no tocar?, ¿cómo es tocar lo justo? El Sr. Mieli sólo empeoraba.
La desesperación se palpaba en el
paciente a las 6 semanas, la cabeza toma decisiones casi siempre equivocadas ante
la urgencia y necesidad, habitualmente basadas en expectativas de estar ante
algo grave.
Sus terapeutas no eran capaces de
proponer un plan eficaz, por lo que nadie conseguía tranquilizar al cingular córtex
anterior (córtex pre-frontal) encargado de dar calma, motivación y empezar a
activar las vías descendente endorfínicas que ayudan a modular el dolor. El
cuadro clínico se extiende a momentos y ámbitos que anteriormente no percibía,
la sensibilización central toma el mando.
Toma su primera decisión,
quería conocer realmente la situación. Decidió hacer una RMN con la
siguiente conclusión “Rectificación de
la lordosis. Leve discortrosis en C5-6 y C6-7. Protusiones en C5-6 y C6-7 con
mielopatía compresiva y a valorar afectación de raíces C6 y C7 bilateral”
La magnitud de lo que podía suponer
una mielopatía le hacía pensar que existía la posibilidad de provocar una
lesión vascular no reversible, con un sufrimiento de la raíz que podía obligar
a cirugía casi de urgencia para no perder las funciones sensitivas y motoras
del territorio afectado. Estas conversaciones provocaron una sensibilización
ante la situación que sólo podía agravar el presente.
Aunque seguía sin tener un plan de
abordaje terapéutico, conocía ya al enemigo y esto le ayudaba. Ya sabía lo que
no se podía hacer, buen primer paso para todo.
Pasaron unos días durante los que debía
pensar. El cuadro no avanzaba, pero las decisiones tampoco. Esos días parieron axiomas
que tenía que respetar, que eran parte de su esencia y carecer de ellos lo
alejaría de la línea de curación. Tenía claro que su salud debía priorizar
cualquier decisión, que su familia no podía sufrir con él, que mantener su puesto
laboral era necesario.
Su segunda gran decisión fue
precisamente ésta: aceptación del problema y la decisión de comprometerse al
100% en su curación. Estas palabras conforman uno de los pilares de la Terapia
Breve en Psicología Clínica, la Terapia de Aceptación y Compromiso.
Pasados los 3 primeros meses decidió
consultar con varios neurólogos la conveniencia de contemplar otras
alternativas, conocer un poco más sobre la posibilidad del tratamiento
quirúrgico, concretar a qué se estaba exponiendo a medio y largo plazo y así
relativizar toda valoración subjetiva.
Lo que el neurólogo le comunica
provoca que el mundo se caiga sobre su espalda. Las noches se cubren de
insomnio buscando soluciones y culpables, mientras las lágrimas derramadas en
la soledad delatan un ego que no le dejaba mostrarlas. Todo sin compartir nada,
sin solicitar ayuda, porque Miele nunca aprendió a pedirla.
Después de buenas conversaciones con
grandes amigos, mejores compañeros y hasta un puñado de maestros, una pequeña
luz permitió ver la línea de la curación y empezó a dibujarse. Concibieron un
plan. Ese fue el primer instante en que Mieli empezó a ver un camino.
Su plan de tratamiento debía devolverle a sus inicios, a su esencia perdida
entre tantas confusiones y temores:
-Una alimentación exquisitamente dirigida a obtener los micronutrientes
necesarios para una buena resolución inflamatoria, el incremento suplementario
de omega 3, vitamina C, metionina, azufre, cinc, magnesio, etc., que
asegurarían una correcta reparación tisular, camiones de enzimas en carencia y
vitales para tener un buen détox celular y otros objetivos bioquímicos fueron incluidos
desde el inicio de la intervención.
-Conseguir una calidad y cantidad de sueño fue impuesto de modo dictatorial.
Era imperioso permitir que el cuerpo haga lo que tiene que hacer y, os diré una
cosa, para descansar bien de noche el secreto es empezar mejor el día.
-Un aspecto fundamental fue comprometerse a la regla del símbolo de la
Mercedes-Benz: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de ocio.
-Otro gran pilar de este plan de abordaje multidisciplinar es la Terapia
Manual y Terapia más Activa desde el prisma de la Reeducación Funcional. Durante los 3 meses posteriores a los
3 iniciales, las sesiones de terapia manual y reeducación funcional se alternaban
en un ratio de 2 a 4, 7 días a la semana.
Trazado el plan inicial con el objetivo al final, Mieli comprendió que
cuanto más largo y ambicioso es ese objetivo, más mini-objetivos deben existir
en el recorrido. Sólo así pasamos de un nivel a otro con una fuerza que mejora
la inercia y entusiasmo inicial con cada logro obtenido, efecto similar a la
propia conducción saltatoria que realizan nuestros impulsos nerviosos y gracias
a la mielina (su actual enemiga), entre otras cosas.
Pueden surgir involuciones derivadas de olvidar los factores de riesgo (no descansar, trabajar más de lo comprometido,
tratamientos no adaptados, etc.), mesetas propias de un tiempo biológico
necesario para
conseguir las adaptaciones requeridas en los tejidos y otras tantas dudas que nos
deben hacer volver a los planteamientos iniciales que han permitido iniciar
exitosamente la mejoría y que debemos recordarnos. El camino era complicado,
pero la determinación resultó decisiva. La constancia generaba ese punto firme
desde donde poder dar el siguiente paso hacia adelante.
Quedaban decisiones por tomar, existían ciertas estructuras internas de la
personalidad ahora innecesarias. Es más, en juicios subjetivos con su almohada,
el Sr. Mieli tuvo que reconocerse que había líneas de su personalidad que ya no
valían, que pertenecían al pasado y que debían actualizarse; de lo contrario se
convertirían en Factores de Riesgo para inminentes recidivas.
Esos cambios, todavía en curso, los podemos concluir en pocas frases:
-
Debíamos
cambiar palabras como “sufrimiento” por lo que uno quiere, por esforzarse en lo
que merece la pena.
-
Ante la
dificultad de entonar el “No puedo”, simplemente cambiar el principio de la
frase por “ahora mismo me es complicado, luego…”.
-
Reconocer que
la rigidez mental solo puede llevar a la ruptura corporal.
-
Entender el
concepto de escasez como fuente de viejos y eternos problemas de autoestima.
-
Aprender a
pedir ayuda, porque cuando la vida nos pone en el lado del que la presta y no
la pide, es un poco más fácil. El problema es saber a quién le podemos pedir
algo, y por experiencia os diré que no suele ser bueno pensar que debemos de
pedírsela a quienes se la hemos prestado con anterioridad; sinceramente, no
están o no deben estar en obligación. La mejor ayuda nace del desinterés más
noble y, normalmente, se suele ofrecer sin solicitarla, pero este Don está al
alcance de muy pocos.
Una pregunta que se plantea: ¿cuánta gente, pacientes, etc. conocéis que
estén en la fase de compromiso? Pocos verdad; por ello se nos llenan las
consultas; por ello algunos se curan y otros no. Es importante recordar que:
“Debemos orientar a nuestros
pacientes hacia la línea de la curación; eso normalmente se materializa al
generar un plan de tratamiento coherente con su contexto”
“Asegurarse la aceptación con el
motivo de su consulta en las primeras citas y que pasen a una fase de
compromiso para resolverlo en las posteriores intervenciones”“Derivar cuando
sea necesario, aunque sólo sea para obtener una lectura desde otros puntos de
vista”“Comprender que nuestro cuerpo tiene sus mecanismos de curación que
debemos hacer todo lo posible para que hagan lo que tienen que hacer… Este último punto es el que yo considero
como el ABC de la curación”.No es fácil resumir un cuadro clínico
como el del Sr. Mieli ni traducirlo a un lenguaje divulgativo, que es lo que
hoy pretendo. Es totalmente cierto. Para más información sobre cualquier
aspecto se puede consultar en los profesionales de maSSalud, profesores de EMRA
y compañeros de metameraconcept. Ellos
son los protagonistas, los verdaderos responsables de que el Sr. Mieli, hoy día,
tenga la oportunidad de tener otra oportunidad.
Si quieres descargar y leer el
artículo completo accede desde el siguiente link:
Director centro maSSalud
Co-director y profesor titular escuela
EMRA Formación
Lic. en CCs AF y Deporte Col. 11.966
Fisioterapeuta Col. 3210
Osteópata
maSSalud
www.massalud.eu Tel.: +34 881 933 956
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