Aparecen en una gran cantidad de productos,
desde yogures hasta galletas. Su función es bloquear la absorción de colesterol
a nivel intestinal, por lo que se recomiendan tanto para perder peso como para
evitar elevadas tasas en sangre. La cantidad ingerida debe ser controlada, pues
su exceso reduce la absorción de sustancias fundamentales para el buen
funcionamiento del organismo (como ciertas vitaminas liposolubles o minerales
para el equilibrio orgánico). No deben administrarse a mujeres embarazadas o
durante la lactancia ni a menores de 5 años.
ME APETECE COMER.....
Esta frase se repite a menudo y
en ocasiones especiales. No la pronunciamos porque tengamos hambre, sino porque
“el cuerpo nos pide algo”. Aunque la dieta, la ansiedad, el estrés o la
tristeza no tengan toda la culpa, el estado de ánimo influye mucho en lo que
nos apetece comer. Se ha comprobado que la ansiedad conduce a algunas personas
a atiborrarse de comida (sobre todo de alimentos innecesarios) y a otras a
ayunar al ser incapaces de tragar atenazadas por los nervios.
Se ha comprobado que la ansiedad
y las dietas estrictas modifican la actividad de los neurotransmisores
cerebrales (serotonina, adrenalina, etc.) y los niveles hormonales (insulina,
glucocorticoides, etc.), causando una alteración del estado normal, sobre todo
en las mujeres, por su carga hormonal y vital. En realidad no tienes hambre,
porque lo que te apetece son ciertos “alimentos emocionales” que actúan como
una recompensa inmediata, un premio merecido y que conseguimos disfrutar a
través de su sabor, color, olor, textura, etc.
Aunque cada uno tiene sus propios
“caprichos”, los datos evidencian pautas de consumo similares cuando nos
sentimos ansiosos o desanimados. Curiosamente, a cada persona le atrae siempre
el mismo, lo que se ha relacionado con las papilas gustativas del individuo y
el placer que le produce consumir ese producto. Los más frecuentes:
- Dulces, como chocolate,
galletas, pasteles, azúcar, caramelos, gominolas, etc.
- Crujientes y salados, como
patatas fritas, snacks, aperitivos, etc.
- Cremosos, como helados,
batidos, salsas preparadas, etc.
Y sus efectos son reales; no es
sólo una sensación tuya. Su composición química y su metabolización en el
organismo los transforma en sustancias con efectos especiales. Según los datos
aportados por los especialistas, el chocolate y los dulces contienen glúcidos
(de sabor muy agradable) y triptófano
(aminoácido que se transforma en serotonina calmante de la depresión y la
ansiedad), siendo alimentos de digestión rápida que producen ese efecto
relajante casi de inmediato. El café y las bebidas de cola contienen cafeína,
estimulante del sistema nervioso. El queso contiene caseína, que al ser
metabolizada en el organismo, favorece el sueño y reduce el estrés.
No te sientas culpable, ni te lo
plantees; piensa en ellos como un placer, aunque debas controlarte para evitar
engordar. Comer chocolate una o dos veces a la semana, si haces ejercicio y
mantienes una dieta sana, no te va a afectar en la báscula; no comerlo puede
provocarte frustración, lo que aumentará tu estado de ansiedad. Si tienes dudas
consúltalo con un dietista-nutricionista y sustitúyelos (Cola Light en vez
de azucarada, chocolate negro, bollería
casera elaborada con harina integral y leche o yogur desnatados, helados artesanales
o patatas fritas bajas en grasa y sin sal).
Para evitar las tentaciones
demasiado frecuentes:
-aumenta el ejercicio físico,
pues las endorfinas provocan sensación de bienestar.
-duerme lo suficiente para
producir melatonina y estar descansada.
-consume alimentos con fibra
saciante que reducirá la necesidad de picar.
-si sigues un tratamiento
farmacológico, mantén la pauta recomendada por el especialista, sin modificarla
salvo que él te lo indique.
-come adecuadamente para
conservar tu bienestar físico y psíquico y evitar que el estrés afecte a tu
estómago, defensas y sistema nervioso.
-como el estrés agota las
reservas de energía y la vitamina B y nos hace vulnerables a la ansiedad,
depresión e irritabilidad, incluye brécol, acelgas, espinacas, cereales y
legumbres para mantener los niveles adecuados.
-aprovecha la levadura de
cerveza, suplemento alimenticio rico en proteínas y vitaminas con propiedades
desintoxicantes y antiestresantes.
-consume alimentos ricos en
triptófano y niacina (vitamina B6), pues te ayudan a regular los niveles de
serotonina y melatonina.
Acude a tu médico de familia para
que te aconseje y si visitas a algún especialista (psiquiatra, endocrino, etc.)
debes comentárselo. También son accesibles los farmacéuticos y especialistas en
dietética y nutrición.
© Carmen Reija López
Farmacéutica Colegiada
ISOFLAVONAS
Pertenecen al grupo de los
flavonoides, compuestos naturales de origen vegetal presentes en la soja, el té
verde o negro, el brócoli, el vino o la fruta consumida sin pelar. Protegen del
daño que causan oxidantes, colorantes, conservantes o metales pesados al
organismo. Reducen los radicales libres y aumentan la actividad de la vitamina
C. Se consideran estrógenos naturales que reducen los trastornos de la
menopausia, no aportan colesterol a la dieta, tienen propiedades antioxidantes
así como actividad a nivel óseo en la prevención de la osteoporosis.
El alimento más conocido rico en flavonoides es la soja, de consumo
habitual en personas alérgicas a la lactosa porque la leche preparada con este
vegetal se recomienda como sustitutiva de la leche de vaca. Debemos indicar que
no se debe consumir a la ligera.
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