El
aceite de coco puro (virgen) se obtiene tras el primer prensado en frío de la
pulpa de los cocos, fundamentalmente de la especie Cocus nucifera. De ellos se aprovecha todo, especialmente en los
países productores y, desde tiempos ancestrales, se conocen sus propiedades
saludables que se han ido expandiendo por las diferentes culturas.
En
su composición química encontramos proteínas, vitaminas del grupo B y minerales
(calcio, magnesio y potasio). Sería destacable
señalar la presencia de grasas saturadas e insaturadas, y, lo más importante,
ácidos grasos de cadena media y corta, menos frecuentes en otros aceites de uso
habitual. A nivel calórico, hay que indicar que un gramo de aceite de coco proporciona
9 calorías.
Sus
propiedades reconocidas se relacionan con esos componentes químicos,
especialmente los ácidos grasos, y destacaría:
-los
de cadena corta se consideran adecuados para quienes tienen problemas de
digestión o carecen de vesícula biliar, pues son más fácilmente digeribles.
-los
ácidos grasos láurico, caprílico y caproico, abundantes en este alimento y que presentan
propiedades antimicóticas, antivíricas y antibacterianas interesantes.
-los
de cadena media, considerados precursores de la reducción de peso porque se metabolizan
rápidamente en el hígado y la energía obtenida se utiliza inmediatamente, sin
posibilidad de acumular grasa innecesaria en el organismo. También se les
atribuye una capacidad laxante y saciante de interés para quienes desean perder
peso.
Su
utilización es variada. A nivel industrial se emplea para preparar productos de
bollería y comidas precocinadas. Es frecuente su uso en la comida asiática que
podemos consumir en los restaurantes especializados o pedir que nos la lleven a
casa. También se añade a recetas saludables, especialmente postres. Puedes
usarlo como edulcorante en el té o el café como sustituto de otros edulcorantes.
Es una buena opción para preparar crema de frutos secos casera.
Una
ventaja destacable es que no se oxida, por lo que puede emplearse para freír
alimentos sin temor a que sufra ese proceso y se enrancie. También está
indicado para aliñar ensaladas.
Si
te apetece preparar una crema de almendras, te proponemos una receta sencilla
pero muy calórica, por lo que no debes abusar de su consumo. Mezcla en un bol
300 gramos de almendra picada, una cucharada de azúcar y aceite de coco (unos
50 ml.) hasta obtener una pasta con una textura que te permita untarla. Para
conseguirlo, añade lentamente el aceite y ve ligando los ingredientes. Una vez
preparado, guárdalo en un tarro de cristal hermético para que se conserve unos
días en la nevera. Puedes adicionar unas gotas de limón (como conservante). No lo
guardes demasiado tiempo porque perderá su sabor y propiedades.
A
pesar de su valor nutricional, debemos tener cuidado con la fama que adquieren
determinados alimentos en momentos puntuales. No todos los expertos en nutrición
consideran adecuado su consumo, por lo que recomendamos que consultes a tu médico.
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