DEFIÉNDETE NATURALMENTE

Nuestro cuerpo está preparado para adaptarse y tiene mecanismos para defenderse de virus, alérgenos, bacterias, etc., principales agentes externos que atacan a nuestro organismo y alteran su funcionamiento. Así, estos elementos nocivos, se convierten en objetivos a destruir antes de que nos causen problemas de salud que pueden ser graves si no se atajan. El sistema inmunitario realiza esa función primordial (se encarga de protegernos de esos ataques externos) y debemos cuidarlo.
Cuida tu intestino porque en él reside parte de nuestra capacidad de respuesta ante agentes nocivos. Resulta útil consumir yogures, alimentos probióticos, frutas, verduras, agua y fibra soluble, pero es nocivo, en cambio, basar la dieta en los alimentos refinados, harinas blancas, azúcares, etc. porque destruyen nuestra flora. Además, el consumo de ciertos medicamentos la altera notablemente, por lo que no deberíamos abusar de antibióticos, analgésicos o antiinflamatorios y proteger nuestro aparato digestivo cuando sea imprescindible su administración.
En el menú diario debes seguir una dieta variada, sin excluir -porque no te gusten- alimentos imprescindibles. También la forma de preparación influye en la asimilación de esos nutrientes: ni muy hecho, ni crudo; mejor poco cocido o a la plancha, evitando usar el microondas y recalentar los alimentos. A nivel inmunitario interesa consumir:
-Ácidos grasos omega-3 (en nueces, almendras y pescado azul).
-Hierro (en huevos, carnes rojas, espinacas, etc.)
-Zinc (en marisco, pescado, legumbres, carne, etc.)
-Selenio (en pipas de girasol, huevos, etc.)
-Ácido fólico (en verduras de hoja verde, frutas, etc.) Si estás embarazada es indispensable tomar un suplemento (que te recomendará tu médico) para la completa formación del tubo neural de tu bebé.
-Vitamina C (en naranjas, tomates, perejil, etc.)
-Vitamina E (en brécol, espinacas, frutos secos, etc.)
-Vitamina B 6 (en carnes, aguacates, pescados, nueces, etc.)
Si tu dieta es pobre en estos nutrientes por motivos laborales o personales, vives con estrés, fumas, bebes… en definitiva, te cuidas mal, quizás necesites un suplemento vitamínico pautado por el especialista. Hay muchos en el mercado pero no cualquiera es el apropiado para ti. No lo compres por la publicidad de la marca o porque le va bien a otra persona; precisas el indicado para tu estado concreto. Lo peor que puedes hacer es automedicarte.
La fitoterapia recomienda extractos de equinácea para reforzar el sistema inmunitario. También se emplean el polen y la jalea real, que consiguen buenos resultados en cualquiera de sus presentaciones. El alga espirulina, rica en proteínas, es un complemento alimentario de interés en dietas bajas en ellas. A pesar de la bondad de estos compuestos “naturales” recomiendo su consumo bajo control del especialista, para evitar efectos secundarios indeseables. Además, y en ningún caso, pueden sustituir al tratamiento pautado por el médico.
Quienes sufren estrés crónico tienen elevadas las hormonas que lo inducen y junto a síntomas reconocibles (insomnio, lumbago, dolor de cabeza, alteraciones intestinales, falta de respiración, irritabilidad, etc.) tienen afectado su sistema inmunitario, por lo que padecen con más frecuencia catarros, gripes, faringitis, otitis, etc. Además de resolver estos problemas con la medicación prescrita por el especialista, deben consultar su estado anímico y tratarlo adecuadamente. No siempre es imprescindible medicarse para superar la ansiedad, pues en ocasiones es suficiente con plantearse pequeños cambios de vida, pasear tranquilamente, evitar la competitividad, relajarse leyendo un libro o escuchando música, etc. En todo caso, cualquier decisión en este sentido debe ser consultada con el especialista y seguir todas sus recomendaciones.

 

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