MUSICA Y NEUROCIENCIA: un paso más en el conocimiento del ser humano
Cada día se
publican nuevos estudios acerca de cómo nos afecta e influye
la música. Lo que hace
tan
sólo unos pocos años era considerado pseudocientífico, a pesar de que sus orígenes se citan
en las
antiguas culturas y civilizaciones
milenarias, hoy día está avalado por los
resultados de
numerosas investigaciones lideradas por equipos profesionales multidisciplinares
de universidades
y centros
públicos y privados de todo el mundo.
Puede sorprender la necesidad de que existan estudios que corroboren aquello que la mayoría de nosotros, por no decir todos, hemos experimentado alguna vez.
¿Quién no se
ha emocionado o ha modificado su estado de ánimo escuchando su canción favorita? ¿Quién no ha seguido un entrenamiento
físico escuchando
música a todo ritmo mejorando
su rendimiento? ¿Quién no ha experimentado una mejora de su bienestar después de cantar en grupo?
Hoy día, gracias
a las
técnicas
de
neuroimagen, es posible "ver" que ocurre en el interior de nuestro cerebro cuando estamos
sometidos a diversos estímulos, entre
ellos los musicales. Así, pueden detectarse
las zonas
o áreas cerebrales más activas, midiendo la variación de flujo sanguíneo o de consumo de oxígeno, e identificar
las redes celulares conectadas, formadas
por millones de neuronas, mostrándose los procesos neurales
que subyacen mientras se desarrolla dicha actividad. Si utilizamos marcadores
radioactivos, a través
de
las técnicas denominadas Tomografía por Emisión de Positrones (PET), podremos ver qué ocurre con el metabolismo cerebral,
por ejemplo si aumenta
o disminuye la segregación o recaptación
de
determinados
neurotransmisores facilitando, así, una explicación neuroquímica adicional
a las
respuestas observadas.
Es
evidente que la música cambia nuestra bioquímica cerebral: se activan conexiones neuronales, se modifican los niveles de los neurotransmisores, hormonas y endorfinas, nuestro
ritmo cardíaco y respiratorio, se estimulan determinados centros
de
control como el hipotálamo, que se encarga de
regular aspectos cruciales e importantes
de nuestro organismo como la temperatura corporal y,... todo
ello por el simple
hecho de
"escuchar" música. En principio puede
parecer algo asombroso. Y,
efectivamente, lo es
aunque
poco a poco vamos
conociendo lo que
ocurre en ese pequeño y complejo órgano denominado el órgano rey (cerebro). Sabemos que la música es el resultado de una percepción y su origen un movimiento vibratorio. Cuando un objeto
o cuerpo se mueve, origina una variación de la presión atmosférica que se propaga por el aire en forma de
energía acústica y es captada por el sistema
auditivo. Si el ritmo de variación (frecuencia) y potencia mínima están por encima de los umbrales necesarios, el sistema auditivo transformará dicha energía acústica en energía eléctrica (potenciales
de
acción) que el nervio auditivo finalmente
conducirá hasta el área auditiva primaria de
ambos
hemisferios cerebrales. A partir de aquí el mecanismo biológico es muy complejo y aún no totalmente
conocido. La neurociencia desconoce aún cómo se
produce
el
paso de lo tangible (procesos bioquímicos) a lo intangible (percepción) aunque sí puede explicar o teorizar acerca de cuáles son los
distintos mecanismos
neurales
que intervienen en la "decodificación" de los
parámetros musicales
(melodía, ritmo, timbre,...)
La música nos entretiene pero es capaz de aportarnos mucho más, especialmente, en el ámbito de
la
salud. En un estudio llevado a cabo por la investigadora Nina Kraus, de la universidad de Northwestern (EE.UU) se
puso de manifiesto el impacto biológico de la música en el envejecimiento cerebral. Las conclusiones constataron que un entrenamiento musical de larga duración durante la infancia y/o adolescencia podría preservar la degeneración neuronal que, inevitablemente, se produce con la edad.
De
nuevo, se sugiere
la gran capacidad de
la música para potenciar la plasticidad cerebral. Como suelo
decir, insistiendo en que uno de los mejores patrimonios
que podemos
dejar a nuestros hijos es
la
educación, la práctica musical será uno de
los mejores
regalos
con que
les podemos
obsequiar a la vez
que les aportará inestimables beneficios a largo plazo.
La neurología musical o neuromúsica, como denominan algunos autores, es
un estimulante
campo para
los científicos, especialmente para los amantes
de la música y para todos aquellos que
les apasione
profundizar en el conocimiento del cerebro que, en definitiva, no deja de ser el camino de la eterna búsqueda para conocernos mejor como seres humanos.
Jordi A. Jauset Berrocal
Dr. en Comunicación, ingeniero y músico
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