Siempre han estado ahí y
necesitan que acudamos. Es su momento. Lo merecen.
Me voy de compras
Una gran idea de posibilidades
infinitas. Seguro que has echado de menos esa sensación de libertad al igual
que todas las demás que hemos perdido durante estos últimos meses. Es el
momento de volver a empezar.
Muchas opciones
Existen todo tipo de
establecimientos, incluso virtuales, a los que podemos acudir. El cliente elige.
Pero no debemos olvidar que todas las tiendas tienen derecho a sobrevivir. Y
necesitan que acudamos a sus locales.
Las condiciones de trabajo son
diferentes. Y las posibilidades también. La competencia entre ellos es desigual
porque también lo son sus opciones comerciales. El cliente es quien puede equilibrar un poco
la balanza.
Comercio virtual
Cada vez más numerosos nos han
mantenido a flote durante esta pandemia. Muchos compradores se han acercado por
primera vez a ellos; otros siempre lo habían utilizado y valoran enormemente
sus ventajas.
Grandes superficies
Muy valoradas por la inmensa
mayoría de los consumidores se han convertido en un punto de venta muy
habitual. Los asiduos a estos establecimientos los han echado de menos durante
el confinamiento y han acudido en cuanto han abierto sus puertas.
Pequeño comercio
Viven con nosotros, en nuestro
barrio, porque todos son barrios aunque se llamen centro. Son los que nos
suministran a diario todo lo que precisamos. Y no fallan. Abren todo lo que
pueden y trabajan todo el día. Pero no pueden competir sin nuestra ayuda.
Un comercio dedicado a la electricidad
Hace muchos años que existe y sus
trabajadores son formidables. Te ayudan en todo momento y resuelven todas tus
dudas. El joven dueño ha trabajado durante todo el confinamiento y atendido con
temor a quienes acudían a su establecimiento.
Ahora que abren de nuevo las
grandes cadenas comerciales, teme lo que va a suceder. Está acostumbrado a que
los consumidores acudan a su local a preguntar las características de los
electrodomésticos. Él se las explica con calma y paciencia, enseña varios
modelos, les ofrece opciones…y muchos se van sin comprar nada. Prefieren
hacerlo en las tiendas virtuales porque cuesta 5 euros menos.
¿Se dan cuenta de que el tiempo
de este profesional hay que pagarlo? ¿A ellos no les pagan por su trabajo?
Una pequeña frutería
Ha estado abierta durante todo el
confinamiento. La tienden dos jóvenes chicas atentas y diligentes. Amables y
serviciales para lo que quieras. Unas profesionales de verdad que no se quejan
del tiempo que trabajan ni del sueldo que reciben. Simplemente sonríen.
Los clientes suelen ser correctos
y no generar demasiadas complicaciones. Pero siempre hay quien no entiende que
existen normas que deben cumplirse y actúan de manera inadecuada. No son nuevas
porque siempre hubo que usar guantes para coger la fruta. Pero ni antes ni
ahora algunos clientes cumplen.
Y ellas nada pueden hacer. No
pueden indicarles que deben cumplir las normas porque, como todos sabemos, “el
cliente siempre tiene la razón”.
Un comercio de ropa
Lo abrieron con gran ilusión.
Compran ropa diferente a proveedores que garantizan una elaboración humanizada.
Eligen con cariño cada prenda y adaptan los complementos para que el cliente
salga perfectamente arreglado de su establecimiento.
Han conseguido una pequeña
cohorte de admiradores que acuden a ellas siempre que desean comprar algo. Y
nunca se sienten defraudados. Las vendedoras se sienten felices cuando
consiguen su objetivo.
Pero el número de clientes no es
suficiente para que se mantengan a flote y, tras la pandemia aún peor. Es un
momento difícil en el que tienen que replantearse lo que van a hacer con su
pequeña tienda.
Una carnicería
Es un trabajador incansable.
Empieza mucho antes de abrir las puertas y acaba mucho después de cerrarlas. No
resulta extraño verlo un sábado a las nueve de la noche cargando su furgoneta
frigorífica para realizar el reparto a sus clientes.
Parece siempre tranquilo y
realiza cualquier tarea de manera cuidadosa. Verle cortar la carne resulta
sorprendente porque maneja todo tipo de instrumentos con una precisión
impecable. Jamás se queja y siempre resuelve cualquier duda que podamos
plantearle.
Ha trabajado todos los días
durante el largo confinamiento. Y ha sufrido porque convive con varias personas
mayores a las que temía contagiar. Pero no desistido y se ha mantenido firme
ante todos los problemas que cada día se le planteaban.
RECUPEREMOS LA LIBERTAD DE IR DE
COMPRAS SIN OLVIDAR AL PEQUEÑO COMERCIO. SIEMPRE ESTÁN AHÍ.
Me hecho llorar!! Gracias
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